Por Magdalena Carreño
Corre el año de 1911. Miles de personas hacen fila para entrar al Museo de Louvre en París, Francia, y encontrarse con una pared blanca. Lo importante de esa espacio vacío es que, poco antes, La Mona Lisa, de Leonardo da Vinci, había estado ahí.
Más allá de todas las definiciones que existen sobre qué es el arte, es innegable que hay iconos que despiertan una fascinación incomparable; La Mona Lisa es uno de ellos. A partir de su robo y lo que suscitó en las masas, el psicoanalista Darian Leader reflexiona sobre la forma en que advertimos el arte y lo que está oculto en éste.
En El robo de la Mona Lisa. Lo que el arte nos impide ver, publicado por la editorial Sexto Piso, el fundador del Centre for Freudian Analysis and Research en Londres toma como excusa la desaparición del famoso cuadro de Da Vinci para desmenuzar nuestro acercamiento a las imágenes, la forma en que éstas inciden sobre nosotros y viceversa, así como una meditación del acto de la creación en la pintura.
Desde famosos psicoanalistas como Sigmund Freud, Jacques Lacan y Jean Piaget, hasta teóricos del arte, filósofos e historiadores como Ernst Gombrich, Gertrude Stein, Harold Rosenberg, Slavoj Zizek y David Lindberg, entre otros, este ensayo comprende y compila diversos puntos que permiten al lector tener una amplia interpretación del arte y lo que significa en la cultura.
“Las imágenes nos moldean, nos transfiguran, nos cautivan y nos alienan”, explica el autor, y van más allá de los significados que el lenguaje mismo puede darles, aunque “nuestra inmersión en el mundo visual la guía el lenguaje y que enmarca mucha de nuestra experiencia del reconocimiento visual.”
Además de las fuentes de estudio en las que basa sus conceptos para El robo de la Mona Lisa. Lo que el arte nos impide ver, el autor ejemplifica visualmente sus ideas a través de ilustraciones de otras obras de arte. Es así que nos encontramos con pequeñas reproducciones como la de Los embajadores de Hans Holbein el Joven, así como de otros artistas mencionados durante la lectura.
Volviendo al origen de este escrito, después de su robo pasaron al menos dos años para que La Mona Lisa regresará al Museo de Louvre. El ladrón, a los ojos de todos, era un “pobre diablo” que tuvo mucha suerte para sustraer el cuadro. Esta percepción hace aún más curioso el hecho, ya que a ojos de la sociedad, según las fuentes citadas por Darian Leader, el saqueador tenía que ser alguien experto en arte, con clase y mucho dinero.
Este tipo de apreciaciones nos llevan a cuestionar, ¿qué es lo que vemos realmente cuando estamos frente a una pintura o una escultura? ¿Acaso el proceso de creación tiene un fin más allá de la creación misma? ¿Cuál es la verdadera fuerza motora de un artista? ¿Qué papel cumplen los museos y medios de comunicación en nuestra relación con el arte? ¿Qué representa nuestra historia personal al momento de estar frente a un cuadro como La Mona Lisa?
A partir de su robo del Louvre en 1911, quedó manifiesto el estatus de “estrella del arte” de La Mona Lisa y, de alguna forma, también, que nuestra relación con el mismo no sería la misma.