Por: Magdalena Carreño
@nuitaile
“…aprendió algo muy importante para su futuro: que así como las cosas se van, tienen necesariamente que regresar.”
Una calle de la Ciudad de México, muchas historias que se cruzan y un niño que crece convirtiéndose en el vigilante de esa vía llamada Ámsterdam son los ejes del más reciente libro escrito por Sergio Schmucler.
El guardián de la calle Ámsterdam, publicado por Elefanta Editorial, es una novela cuya nostalgia atraviesa un siglo sobre una de las arterias más reconocidas en la colonia Condesa.
El personaje principal es un niño llamado Galo, quien es abandonado por su padre cuando éste decide seguir la pasión generada por una mujer estadounidense, dejando al pequeño en la casa que compartían con su madre. Ante la idea de que si no era carpintero, al igual que su progenitor, no era nada y con temor de abandonar esa calle que parece contener el verdadero tiempo del mundo.
Apelando a sus recuerdos como exiliado argentino, así como a las historias que conoció sobre otros destierros, el autor plantea, con base en un personaje principal, un caleidoscopio sobre los expatriamientos judío, español y latinoamericano en México.
La inocencia de Galo se despliega en cada página, sus decisiones, las cuales parten de la tragedia familiar, se enriquecen con los relatos de las otras figuras que le acompañan. Humor, anhelos, amor, tristezas… un aprendizaje sobre los hombres es lo que Schmucler desvela para el lector en El guardián de la calle Ámsterdam.