Arte y Cultura

¿A qué suena tu día?

por Patricia Cordero

@lacordero

 

“Amo el canto del cenzontle,

pájaro de cuatrocientas voces…”

Nezahualcóyotl

 

¿Hace cuánto que no te tomas 5 minutos para escuchar a tu alrededor?

Sí, lo sé: tanto trabajo, tanto estrés, tantas preocupaciones y cosas en qué pensar, que no hay tiempo para perderlo. Son pretextos, nada más.

Hace mucho que no me daba unos minutos para disfrutar de uno de mis lugares favoritos en la Ciudad de México: el Museo Dolores Olmedo. Hace unos días, un buen amigo que vive de las voces y los sonidos me dio ese magnífico regalo (y no lo supo). Estábamos ahí para grabar el ambiente sonoro del lugar. Mientras él preparaba el todo su equipo técnico para captar los sonidos, en mi cabeza no dejaban de enlistarse los pendientes de los próximos días. En el teléfono revisaba Twitter, Facebook, veía mails y seguía alimentando el estrés.

De pronto nos quedamos en silencio, dejé el teléfono a un lado, apagué mi lista de pendientes mentales y comencé a escuchar. En este pequeño paraíso escondido en Xochimilco, se oyen muchas cosas, pero principalmente aves. Los gansos y los patos hacen un verdadero escándalo, y parecería increíble, pero si prestas atención, puedes escuchar el sonido de un pavorreal macho cuando abre su plumaje para coquetear con las hembras alrededor. Los zanates (esos pájaros negros que parecen cuervos) hacen un coro escondidos en lo alto de los árboles, y un par de palomas aletea al cruzar de un lado a otro de los jardines.

¿Sabes la maravilla que es escuchar a las aves en esta ciudad en la que la mayoría se queja del tráfico, de la contaminación o de la inseguridad? Hay tantos cantos tan diferentes como pretextos para olvidarlos.

Por ejemplo, no hay día que no me despierten los molestos gorjeos de las palomas y, al tiempo que escribo esto, otros dulces silbidos me alegran la mañana.

Ahora imagina que no tienes esa posibilidad, que ese universo sonoro no existe porque, por alguna u otra razón, no puedes escuchar. Es difícil pensarlo, ¿no? Nadie dijo que fuera sencillo ponerse en los zapatos del otro.

Quienes tienen discapacidad auditiva comprenden el mundo de una forma diferente. No oyen, pero sé que logran conmoverse con el arte como quienes sí tenemos el sentido del oído. Configuran el mundo a partir del resto de los sentidos y hablan hermosamente con las manos.

Ayer, durante la grabación de un video para @arteycultura, me emocioné al ver a una intérprete de Lengua de Señas Mexicana (LSM) explicar un par de obras de arte. Al principio, tratar de comprender este lenguaje pareciera una cosa muy complicada, pero poco a poco se entienden los signos que hacen referencia a situaciones conocidas, como el dolor o la alegría. Me conmovió identificar las letras con las que deletreaba el nombre de Diego Rivera, y cuando hablaba sobre bordados indígenas, simulando con sus manos la acción de pasar una aguja e hilo por la tela. Aprendí, también, que Frida tiene un signo especial en LSM: la señal de la letra “F” sobre las cejas. Pensar en eso, sentirlo, descubrir que Frida Kahlo tiene su propio signo en esta lengua fue un privilegio, una de las grandes sorpresas que me da mi trabajo.  No sé todavía cómo se traduzca el canto de las aves a lengua de señas, pero me encantaría saberlo y poder compartirlo.

Hablar sin hablar. Hablar con las manos. Hablar con los ojos. A diario lo hacemos y tampoco nos damos cuenta. No necesitamos ser expertos en lengua de señas para comunicarnos con alguien que está al otro lado de la sala de juntas; no tenemos que emitir algún sonido para decirle a alguien que nos da gusto verlo. Con una mirada, con un gesto, con una palmada en la espalda podemos demostrar muchas cosas.

Después de leer esto, regálate dos minutos. Te prometo que no se va a romper el mundo, no te va a correr tu jefe ni se van a acabar los pendientes, ni los montones de trabajo, pero descubrirás algo. Sal de la oficina, de la escuela, de dondequiera que estés. Abre tus oídos y escucha lo que la vida tiene que decirte.  Quizás escuches en ti el nombre de aquellas personas a las que amas, envuelto en el canto de las aves.

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