“En las grandes crisis, el corazón se rompe o se curte”.
—Balzac
Creo que todos sabemos lo difícil que puede ser la convivencia con la familia, por el simple hecho de que son las personas que nos conocen más a fondo.
A los compañeros, colegas y amigos podemos llegar a ocultar o disfrazar partes de nuestra vida por distintas razones, pero con nuestra familia, aunque lo intentemos, simplemente es distinto por el nivel de intimidad que se comparte.
En Asteroide (2014), el segundo largometraje del cineasta mexicano Marcelo Tobar, se presenta el disfuncional juego de poder y la crisis emocional que puede existir en el entorno familiar, personificado por dos hermanos: Mauricio (Arturo Barba) y Cristina (Sophie Alexander-Katz).
Los padres han muerto y, después de algunos años, Cristina regresa a su natal Cuernavaca en la enorme casa habitada sólo por su hermano y su novia, 20 años más joven que él.
Este regreso al origen resulta bastante pesado y complicado para Cristina que, tras vivir en España gran parte de su vida, llega para tensar a un afligido Mauricio que está en proceso de recuperación por medio de reuniones de AA.
Conforme se desarrolla la historia, la incómoda relación fraternal sobresale por el hecho de que está siendo arrastrada por un doloroso pasado y nosotros, como espectadores, estamos presentes en las acciones como si también estuviéramos dentro de la pantalla, a través de una puesta en escena accidentada, con encuadres que nunca ponen dichas acciones en el centro de lo visto sino que vemos cuerpos y objetos cortados que realzan la idea de que lo verdaderamente importante en la historia es lo que está alrededor, lo intuido; lo que se grita, pero no se escucha.
El carácter impulsivo de Cristina contrasta con la calma o silenciosa agonía que carcome a Mauricio por la culpa de lo que hizo en el pasado. Y aunque poco a poco salía adelante con el apoyo de su novia (Sofía Espinosa), Mauricio recae en el alcoholismo por el impacto de ese asteroide que es su hermana; de ahí el título de la película.
El asteroide es utilizado como metáfora de la devastación que ocasiona al colisionar, y aunque el astro puede originar la vida, en este caso es símbolo de caos y es justo lo que provoca Cristina con su llegada.
“Cuando pienso en Cristina —Asteroide, como la llamaba Mauricio— no puedo disociarla de un dicho: si cazas un animal en la naturaleza y lo educas, lo formas, lo alecciones, siempre se consiente que tarde o temprano regresará al galope, eso es Cristina”, mencionó Sophie Alexander respecto a su interpretación actoral.
“Se vibraba siempre la posibilidad que todo podía tornarse sanguinario entre estos dos hermanos, a la menor provocación o pérdida de balance”.
Sin duda, la enorme carga emocional que existe en una relación fraternal es algo única. Nacidos del mismo vientre materno, los hermanos están destinados —de alguna manera— a estar juntos, a convivir en un nivel en el que no se experimenta con alguien más. Precisamente por eso es que Tobar optó por abordar este tema en su película; inspirado en su hermano, con quien no tiene una buena relación.
“Es como un tragedia anunciada que podría haberse evitado si alguno de los dos personajes hubiera crecido, hubiera evolucionado”, comentó el cineasta.
Asteroide es una especie de catarsis emocional para los que tienen hermanos o alguna relación homóloga; mostrando codependencia, rencor, dolor y hasta cierto deseo sexual disimulado. Asimismo, presenta bastantes similitudes con La vida después (2013), película mexicana que también gira en torno a las relaciones fraternales, aunque desde la muy personal perspectiva de su director David Pablos.
Últimamente, las recientes producciones mexicanas se han centrado en presentar temas de crisis existencial individual y se han ido alejando de la desgastada retórica cinematográfica de las problemáticas sociales en el país. Y no es que se trate de ignorar lo que sucede en el contexto social, sino que se ha buscado abordar esa identidad del cine nacional desde otra perspectiva; aunque Asteroide cuente la historia de estos dos hermanos, de igual manera se percibe la influencia de lo colectivo en lo individual y viceversa.
También cabe destacar el carácter independiente de la producción de este largometraje, el cual por el simple hecho de ser exhibido en cines representa un triunfo contra el acaparamiento del cine comercial, o como lo comentó el actor Arturo Barba:
“Los trabajos que a mí me han tocado realizar, sin duda alguna, este es el más complejo, el más entrañable, el que veo con mayor cariño por muchas circunstancias; desde la producción que se armó, literal, con lo que traía Marcelo en la cartera y un poquito más, hasta el profundo corazón que han puesto todos los involucrados. Hablar de Asteroide en el proceso que se hizo y cómo vio la luz es hablar casi como de un milagro en este país; sin ningún tipo de apoyo, sin ningún tipo de concesión, sin ningún tipo de reconocimiento…”.
Asteroide está en exhibición en distintas salas en el país, principalmente en la Cineteca Nacional y el Cine Tonalá, al igual que el Cine Morelos en Cuernavaca.