La violencia es un tema que tiene cada vez menos impacto para algunas personas, porque ya es parte de nuestra vida cotidiana de alguna manera, ya sea en los videojuegos, en el cine o en las noticias, cuando es común enterarnos de que hubo muertos, torturados o degollados que son causados, en varias ocasiones, por el narcotráfico.
Se han producido diversos materiales en torno al tema como series de televisión, películas, cortometrajes y libros, entre otras cosas, que intentan mostrar desde otras perspectivas la problemática, y quizás en ocasiones haya un tono de protesta, sátira o cinismo. Con un punto de vista más humanista surge Caborca, una puesta en escena que invita al diálogo y a la reflexión sobre el narcotráfico.
“Tocamos este tema para que deje de ser ajeno, porque es un problema nacional que nos involucra a todos, en el que todos formamos parte, está aquí a nuestro lado”, comentó en entrevista para Arte y Cultura la directora de la obra, Andrea Salmerón Sanginés.
“Dado que es controversial vale la pena detenerse en eso, el intento es echar luz sobre esta problemática y permitir que la gente digiera y vaya articulando los elementos de esta problemática e imaginar soluciones”, prosiguió la dramaturga Paulina Barros Reyes Retana.
La historia que se plantea trata de Lila, una adolescente que fue secuestrada por el cártel local debido a que su padre se negó a cooperar con ellos cuando le pidieron sus tierras para utilizarlas como salida de mercancía. Lo enriquecedor de esto es que no sólo conoces el punto de vista de los protagonistas, sino de todos los personajes involucrados en el relato: su madrina, el comandante de la policía, el gatillero, la cocinera de los secuestrados, el encargado de la basura y el guardián.
“Intentamos que la audiencia pueda involucrarse en el problema, no sólo en la obra; que no lo vean como algo lejano o ajeno, sino que vayan reflexionando o dándose cuenta de que todos de alguna manera estamos involucrados; todos somos parte del problema y todos habitamos este país, las calles en donde sucede el narcomenudeo, los campos en donde se siembra la droga, todos habitamos el mismo espacio, por eso los actores recrean personas que están involucradas en un acto que también involucra al espectador”, explicó Andrea Salmerón.
La puesta en escena se presenta en el sótano del estacionamiento del Cenart, y la manera en que se logra integrar al público es a través de un escenario sin divisiones, en donde se pueda compartir la acción entre todos. “En el momento en que hay un reconocimiento de ‘esta persona en frente de mi es igual que yo’, en el sentido en que hay una equidad, es cuando empieza el diálogo y creo que es lo que necesitamos”, comentó Paulina Barros. “El público puede llegar a sus propias conclusiones y reflexiones. La idea es que haya una meta reflexión, que se vayan a su casa con una meta experiencia además de la experiencia en el teatro”.
La obra plantea el ver al otro como una persona, no como un personaje o algo lejano, ya que son parte de nuestra sociedad. “Es muy fácil juzgar desde la comodidad de nuestras casas a las personas que viven de manera distinta a nosotros, no sólo en el narcotráfico, casi en cualquier ámbito. Caborca no pretende aleccionar a nadie, pero sí decir no juzgues tan superficialmente”, expresó Salmerón.
Asimismo, no quieren hacer ninguna clase de juicio ni poner un malo ni un bueno, sino acercarse a ellos como personas y preguntarnos por qué la desaparición de personas, las cosas clandestinas o las balaceras son parte de nuestra vida diaria. “Lo que viven estos personajes es una especie de cotidianidad en donde la violencia se da por hecho”
“La violencia más evidente es donde hay sangre, pero siento que estamos viviendo una época en donde la violencia está en todas las capas, violencia de ideas, de género; hay mucha violencia escondida. Apelamos a la reflexión, antes de llegar a la conclusión queremos tener un diálogo, una plática, invitar a pensar otros puntos de vista”, explicó Barros.
La primera temporada de Caborca se llevó a cabo en el sótano del Teatro Carlos Lazo en la UNAM, en donde “salía la gente y decía a mi vecina la secuestraron, mi vecino era dealer ; pero no lo decimos y no lo queremos ser, pero todo mundo sabemos cómo podemos conseguir cocaína, entonces no hagamos como que es ajeno porque no lo es”, declaró Salmerón
El elenco lo integran Alejandra Herrera, Olga González, Mario Eduardo D’León, Leonardo Zamudio, Alfonso Cárcamo y Roberto Ríos (Raki). El espacio e iluminación están a cargo de Fernando Flores y el diseño sonoro es de Miguel Hernández.
“Yo apelo a que la gente deje de comportarse como si nadie tuviera la culpa de nada; el estado tiene mucho de culpa pero nosotros también porque lo dejamos. Cada vez que se destapa la cloaca de un problema social, como ocurrió con la violencia contra las mujeres, todas las personas actuamos como si no tuviéramos la culpa de nada; si no asumes tu responsabilidad entonces estás dejando que alguien haga lo que quiera con tu vida y con tu país, en la medida en que yo soy responsable soy responsable del cambio”, expresó Salmerón.
No te pierdas la segunda temporada de la obra Caborca, que estará en el sótano del estacionamiento del Cenart hasta el 29 de mayo, con funciones los viernes y sábados a las 19:00 horas y domingos a las 18:00 horas. La entrada es libre y para mayores de 15 años.