Son las 11 de la noche y es la víspera del nuevo milenio. Scaramouche, un payaso centenario, rompe el silencio después de 50 años para dar su presentación final, que traza una insólita odisea a través de imperios en decadencia, cómicos infortunios y los episodios más oscuros del siglo XX.
Revelando el amor, la brutalidad, el éxtasis y la tragedia debajo de sus siete máscaras blancas, Scaramouche va develando su vida al mismo tiempo que lleva al público por un viaje épico que conmueve a cualquiera.
Scaramouche Jones es una producción británica que es parte de los siete monólogos que presenta el Festival de Monólogos. Teatro a una sola voz 2015 en su 11 edición, que visitará 12 ciudades del país.
Escrito en 1999 por el dramaturgo y también protagonista, Justin Butcher, bajo la dirección de Guy Masterson, esta historia es una celebración a la identidad.
“El siglo XX fue de grandes innovaciones, pero también de destrucción. Estuvo el descubrimiento de la penicilina, pero también de la bomba atómica. Buscaba una historia que pudiera expandirse y explorar las cuestiones del siglos XX a través de un solo hombre, un payaso”, comentó Butcher.
La obra se estrenó en el Festival de Teatro de Dublín en 2001, y un año más tarde mantuvo temporada en el Reino Unido, donde superó todos los éxitos de taquilla en los 200 años de historia del teatro londinense Old Vic para una pieza recién escrita.
Ha sido traducida a varios idiomas y representada innumerables veces alrededor del mundo. También se hizo una versión radiofónica llamada Las siete máscaras blancas de Scaramouche Jones, que se transmitió por la BBC en 2001.
La razón por la que el autor decide abordar lo trágico del siglo pasado por medio de la comedia es debido a que, si al público se le presenta una tragedia “la gente llora y se enoja, y finalmente se van y todo termina, pero si haces una comedia la gente se ríe de la situación de injusticia y se vuelve algo incómodo”, lo cual causa algo perturbador en el interior del espectador que no es fácil olvidar, un cambio interno que resulta ser más efectivo a diferencia de evidenciar una historia descarnada. Ese es el principal motor por el que Justin Butcher concibe esta pieza.
“Para mí el actuar es una preparación para volverme vacío. Acá está la historia y allá está la audiencia. La historia tiene que pasar a través de mí a la audiencia. Así que soy un instrumento, como una trompeta o una flauta, y debo volverme neutral para ser el vehículo por el que pasa la historia para llegar al público. Mi cuerpo puede tomar cualquier forma en el momento que se necesita, pero después se vuelve a relajar. Mis emociones pueden volverse extremas en un momento: ridículas o llenas de tristeza, expresando brutalidad y violencia o gentileza y después regresar a la neutralidad”, afirmó Butcher respecto a su labor como protagonista en la obra.
Este paradójico método de actuación consiste en el abandonamiento del ego, de uno mismo, para entregarse por completo a la historia. Sin embargo, como actor se debe mantener una conciencia de las reacciones del público en todo momento. De esa manera se establece una retroalimentación continua entre el intérprete y la audiencia.
Scaramouche Jones no es simplemente una comedia, es una representación de distintos géneros que se mezclan. Además de comedia, es cuentacuentos, poesía, música y mímica. No es teatro puro.
Tras sus presentaciones en Sonora, Sinaloa, Durango, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Jalisco, Guanajuato, Colima y Michoacán, llegará al Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque los días 1 —19:00 h.— y 2 de agosto —18:00 h.—, con la composición y sonido de Adam Cork, y la escenografía y producción de Andy Shewan. Asimismo, llega a nuestro país en el marco del Año Dual México-Reino Unido.