Arte y Cultura

¿Conocido sólo por la Capilla Sixtina? Error. Miguel Ángel tiene mucho más que te sorprenderá

Una oportunidad única llega a las salas del Museo del Palacio de Bellas Artes (MPBA) con las obras de los dos más grandes artistas de la cultura occidental: Miguel Ángel Buonarroti y Leonardo da Vinci.

El perfeccionismo del primero y la universalidad del segundo se hacen presentes en dos magnas exposiciones, donde el esplendor de sus estilos, la belleza de sus obras y el misticismo en torno a su genialidad se descubrirán ante el público mexicano.

La exposición Miguel Ángel Buonarroti. Un artista entre dos mundos cuenta con 75 piezas en total: 29 obras del escultor florentino y 45 pertenecientes a artistas cercanos a su estilo e influencia.

Michelangelo Buonarroti (1475-1564) fue escultor, pintor y arquitecto. Aunque todos lo conocemos por su extraordinaria obra en la bóveda de la Capilla Sixtina, también incursionó en la poesía. A pesar de lo inusitado que puede ser en el mundo artístico, en su tiempo llegó a ser admirado por sus contemporáneos, quienes lo llamaban el Divino.

Su carácter entrañablemente religioso y su genialidad al dominar las técnicas clásicas, aunado a su apasionada forma de ser, impregnaron de un profundo dramatismo sus obras. En sus piezas arquitectónicas anuncia la llegada de la arquitectura barroca y con su pintura influye al manierismo, lo cual se manifiesta en la muestra.

En cuanto a las principales creaciones de Miguel Ángel presentes en la exhibición destaca el Cristo Portacroce (Cristo Giustiniani) [1514-1516], escultura que se presenta por primera vez fuera de Italia; la figura marmórea de David-Apollo (1532-1534), de casi medio metro de altura; al igual que dibujos y bocetos originales de entre 1508 y 1510, que sirvieron como preparación para las pinturas de la bóveda de la Capilla Sixtina.

Además de sus esculturas, dibujos y documentos, se exhibe su trayectoria a través de piezas de otros 26 autores que lo acompañan, tales como Rafael Sanzio, Giorgio Vasari, Giorgio Ghisi, Daniele da Volterra, Andrés de la Concha, Baltasar de Echave Orio, Leone Leoni, Marcello Venusti y Bernal Díaz del Castillo. De esa manera se aprecia claramente la participación de Miguel Ángel en los procesos artísticos y arquitectónicos del Cinquecento, al mismo tiempo que se revela su influencia en el arte de la Nueva España; es por eso que se le considera un artista entre dos mundos.

“Esta exhibición da cuenta de la figura de Buonarroti, a la par de enfatizar la importancia de la maniera miguelangelesca en los artistas y sus procesos, tanto en el virreinato de la Nueva España como en el primer México independiente”, comentó Francesco Buranelli, uno de los encargados del concepto curatorial y ex director de los Museos Vaticanos.

Distribuida en cinco secciones, se presenta la historia y el legado de Miguel Ángel, iniciando con una introducción de su contexto, es decir, sus primeras obras y su relación con los mecenas que le apoyaron en la mayor parte de trayectoria, como Lorenzo de Médici, plasmado en un óleo del pintor, arquitecto y escritor, Giorgio Vasari (1511-1574).

Las tres secciones siguientes se encargan de abarcar las tres artes que desarrolló Buonarroti a lo largo de su vida: la escultura, la pintura y la arquitectura.

En la primera se incluyen algunas obras de arte barroco de México, que reflejan la influencia renacentista del artista florentino, como óleos y esculturas.

“Para Miguel Ángel la producción escultórica era el medio por excelencia para transmitir las emociones más puras de la vida. Como la gran mayoría de los habitantes de su tiempo, él también aspiraba a la perfección desde lo más profundo de su espíritu”, explicó Luis Javier Cuesta, el otro encargado de la curaduría de la muestra.

En cuanto a la pintura, se encuentran numerosos bocetos que Miguel Ángel realizó para los frescos de la Capilla Sixtina; en ellos se reconocen los procesos creativos de preparación para su obra más famosa. Igualmente se encuentran copias de El juicio final del artista español Andrés de la Concha, obra ubicada en el retablo mayor de la iglesia de Santo Domingo en Yanhuitlán, Oaxaca, misma que evoca el Renacimiento italiano y constituye un firme eco a la obra de Buonarroti. También se encuentra una obra de Rafael Sanzio, el portentoso Retrato de Julio II, famoso por ser el mecenas y el papa que le encargó pintar la Capilla Sixtina.

En el ámbito de la arquitectura se muestra la producción del florentino en la última etapa de su vida, englobado a estudios preparativos de la fachada de la Basílica de San Lorenzo, bases de pilastra para la Sacristía Nueva, estudios para la Porta Pia y correspondencia que tuvo con el Papa Clemente VII. Asimismo destacan los nexos de dicha arquitectura con la de Manuel Tolsá, quien produjo numerosas obras en México en el periodo novohispano.

Miguel Ángel Buonarroti. Un artista entre dos mundos, que estará abierta al público hasta el 27 de septiembre, está acompañada de una publicación con imágenes de su obra; dos ensayos curatoriales y textos complementarios de especialistas.

Para extender la experiencia de la muestra, el MPBA presenta un micrositio web que contiene información adicional. Y por si fuera poco, se ofrece un espacio de interpretación en la Sala Internacional del Museo, donde habrá proyecciones, así como elementos interactivos y didácticos.

Esta muestra, junto con la de Leonardo da Vinci se enmarcan como las dos más importantes en la historia del Museo, en palabras de Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).

Por ello y por la importancia de carácter universal que tienen estos personajes en el arte occidental y universal, vale la pena acercarse a las obras que llegan a territorio mexicano y que probablemente no volverán a regresar debido a cuestiones de conservación.

La exposición abre de martes a domingo, de 9:00 a 17:45 horas. El costo de los boletos es de $49 pesos e incluye la entrada a las exposiciones y el área de murales. Los niños menores de 13 años, los estudiantes y maestros, así como miembros de INAPAM entran gratis. Los domingos la entrada es libre.

Se recomienda llegar temprano, ya que se esperan largas filas a lo largo del día. Los boletos se venden únicamente en taquilla.

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