Arte y Cultura

Cuenta Luigi Amara historias de ocho personajes excéntricos en “Los disidentes del universo”

Por Magdalena Carreño

@nuitaile

¿Cuántas veces hemos visto con una mezcla de repulsión y fascinación las imágenes de seres que escapan a la norma humana? ¿Quién no se ha sentido intrigado por aquellos comportamientos inexplicables de otras personas?

Son los anormales, los diferentes, los peculiares… Los disidentes del universo, quienes hallan en la pluma de Luigi Amara la dignificación de su existencia, la posible comprensión del lector a través de las páginas publicadas por la editorial Sexto Piso, con apoyo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Instituto Nacional de Bellas Artes a través del Estímulo a la Producción de Libros.

“Así provengan de las antípodas o sea otro radical como el marciano, toda versión negada de nosotros mismos despierta fascinación y también, como nos confronta, algún grado de temor. Pero hay muchas variedades de ‘otro’: desde el freak que explora Tod Browning en su película clásica, al excéntrico inadvertido a la vuelta de la esquina, pasando por el personaje único que, por su gordura o sus hazañas irrepetibles, merece figurar en los anales de Ripley. Me interesaba articular un libro que fuera también una galería de espejos deformantes y entonces los incluyera de muchos tipos”, comenta Luigi Amara sobre esos casos “curiosos” que dieron vida a su libro.

Inspirado por la escritura de Marcel Schowb en sus Vidas imaginarias, pero rearmando las vivencias de cada uno de los personajes al estilo de Nathaniel Hawthorne en el cuento Wakefield, Luigi Amara rehace el mundo cotidiano de un hombre que es adicto a hacer filas; al “enamorado” de Julia Pastrana, mujer barbuda del siglo XIX; hombres cuya maestría en el ajedrez los ha trastocado; un taxidermista capaz de crear sus propios seres fantásticos; un personaje capaz de alimentarse exclusivamente con papel, en tanto otro vivió con una historia nula; se suman el eunuco chino, cuyo miembro invisible podía provocarle placer al contacto de una seda, así como Johannes Richter, censor y corrector de las últimas palabras de las notables figuras de la historia.

Cada narración tiene su propio ritmo, algunas son más largas que otras. Sin embargo, ninguna dejará de intrigar al lector y de llevarlo a la misma piel del personaje del cual lee. Esto es posible, ya que la imaginación del escritor se mezcla con la mayor documentación posible.

“En algunos casos –como el de Julia Pastrana, “la mujer más fea del mundo”—tenía a mi alcance muchos libros e información de toda índole, incluso películas; en otros apenas contaba con una noticia breve en el periódico o ni siquiera eso, una anécdota quien sabe qué tan fantasiosa escuchada aquí y allá. Leí y consulté el mayor número de documentos que pude y, sobre esa base, a menudo endeble, puse en pie las historias”, detalla el también autor del poemario A pie.

Justo uno de los mayores retos que tuvo el también artífice de Las aventuras de Max y su ojo submarino fue delimitar las fronteras entre realidad e imaginación:

“Ya que se trata de reconstrucciones, está desde el primer momento presente la ficción. Una de las acepciones más antiguas de la palabra la conecta con la tarea de dar forma, de modelar la experiencia; en este sentido, incluso el relato más fiel (si es que ello existe), es ficticio: es preciso elegir un origen y dejar fuera muchas cosas, mientras que las otras hay que disponerlas en determinado orden, orientarlas. Lo más difícil y, por lo mismo estimulante, fue hacer de la ficción una vía para el pensamiento; que narración y reflexión fueran los pies que echaran a andar al ensayo”.

¿Cuál de todos estos seres con los que se topara el lector de Los disidentes del universo podría ser el más extraño? ¿Acaso el eunuco chino Kang Zheng, inteligente y terriblemente feo, se vuelva parte de las pesadillas del lector? Y aunque algunos de estos seres descritos pareciera que no son una alarma a la conciencia, tal es el caso de los jugadores de ajedrez, el que se encuentren en el libro responde a una actitud aún más perturbadora que su apariencia física. De una gran variedad de “fenómenos en el mundo”, ¿cómo eligió Luigi Amara a los suyos?

“En un mundo que cada vez más se nos presenta como homogéneo, la diferencia y el contraste tienen que ver en buena medida con el punto de vista. El extraterrestre podría ser nuestro prójimo, mientras que el vecino de al lado, si lo enfocamos de cierta manera, no tardará en revelar su rareza o monstruosidad. Así, la colección de ‘disidentes’ que cabía incluir en mi libro pudo haber sido más abultada, sino es que interminable… Elegí aquellos que ponen de algún modo en jaque la normalidad, mi sentido de lo cotidiano; que lo vuelven, por efecto del contaste, anómalo, una tierra ya no tan firme como la creíamos, sino más bien asentada sobre presupuestos y prácticas a las que se les puede dar la espalda”.

Incluso, como si se tratará de alguna de estas narraciones, Luigi Amara comenta que al momento de ir escribiendo el libro se encontró reflejado en la vida de una de sus creaciones:

“La (historia) más sorprendente, para mí –aunque no por ello la más disparatada–, es la del taxidermista fantástico, que con retazaos de pieles de animales se propuso erigir quimeras, monstruos no sólo creíbles, sino palpables. Mientras investigaba sobre ese personaje que tiene algo de artista conceptual, me di cuenta de que yo mismo, a lo largo de la escritura del libro, estaba haciendo un poco lo mismo”.

Los disidentes del universo son ocho historias en tiempos y espacios diferentes, realidades que se escapan de la ficción para dar a conocer el “circo” de la vida en toda su peculiaridad. Y aunque, como Luigi Amara afirma, “uno nunca sabe cuál es el origen de una idea”, este libro explora una caja de Pandora cuyo mayor atributo es que, aún cerrada, puede sorprender a quien la abre.

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