Durante el siglo pasado, el cine sueco era considerado como el más sobresaliente en Escandinavia y uno de los más importantes a nivel mundial.
Muchas películas son reconocidas en distintas partes del mundo, pero en esta ocasión la Cineteca Nacional presenta un ciclo que concentra las producciones de la posguerra que, de la mano de una joven generación de cineastas, presentaron en su tiempo el cuerpo y el sexo con una naturalidad que no se había visto antes.
Sexo, erotismo y censura en el cine sueco. 1950-1970 incluye 12 películas que sacudieron a las sociedades conservadores de mitad del siglo XX.
Los desnudos femeninos protagonizados por jóvenes actrices como Ulla Jacobsson y Harriet Andersson se confrontaron ante la moral de distintos países, que no dudaron en calificar a los filmes de pornografía. Esta propuesta a contracorriente de lo socialmente aceptado se arraigó en las conciencias colectivas y trascendió al plasmar el erotismo en la pantalla grande. Sin embargo, vistas hoy, éstas películas reflejan cierta inocencia por la razón de que dichos temas considerados tabúes en su momento ya no lo son en la actualidad.
“El cine sueco era un cine profundamente osado, un cine pecaminoso al que se perseguía con bastante furia. Las películas funcionaban de dos maneras. Por un lado, eran muy perseguidas por las censuras y las asociaciones de defensa de la moral, estudiantes católicos, todo ese tipo de organizaciones; pero por otra parte cuando concebían estrenarse aunque fueran con cortes resultaban muy exitosas en la taquilla”, recordó Nelson Carro, director de programación y difusión.
En su momento, la gente asistía al cine para verlas no por su calidad cinematográfica, sino por los desnudos que contenían los largometrajes, a pesar de su fugacidad. El contenido no era tan escandaloso aunque otras películas llegaron más lejos, abordando temas como el incesto y la zoofilia.
“En este ciclo elegimos 12 películas de un total como de 20, 25 que tocaban estos temas y creemos que es un ciclo muy representativo de estos títulos. En su momento sólo se exhibieron tres en México. Sin embargo, las tres fueron exitosas”, resaltó Carro.
La muestra de estas atrevidas propuestas, que en su momento enfrentaron la desaprobación y el señalamiento, incluye dos filmes de Arne Mattsson (1919-1995): Un solo verano de felicidad (Sommardansen, 1951) y El maniquí (Vaxdockan, 1962).
La primera película es protagonizada por Ulla Jacobsson y cuenta el romance entre Göran y Kerstin en un ambiente represivo. Tras su presentación en Cannes, el impacto internacional por su contenido no se hizo esperar.
La segunda profundiza en la psique humana y su relación con la ilusión y el fetiche. La historia parte de un vigilante de seguridad que roba un maniquí y lo lleva a su casa. Su delirio hace que vea al objeto con vida y establezca una relación erótica de manera perversa.
El director, escritor y productor de cine, televisión y teatro, Ingmar Bergman (1918-2007), se integra al ciclo con dos de sus películas: Un verano con Mónica (Sommaren med Monika, 1953) y El silencio (Tystnaden, 1963).
La primera es un retrato de la felicidad, fundada en la armonía —social, erótico y sexual— de la adolescencia desilusionada ante la incertidumbre del destino. El retraído Harry conoce a la voluptuosa Mónica en un café de Estocolmo. Harriet Andersson, quien interpreta a Mónica, es la que dota al filme de un alto contenido erótico. Además de desnudarse, la protagonista es una mujer adúltera, lo cual no fue del agrado de los censores del siglo pasado quienes argumentaban que “la pornografía en el cine destruye la moral pública”.
En la segunda, Bergman desafía a los conservadores de su época con la historia de Ester y Anna, fluctuando con el conflicto entre juicios morales e instintos. La cuestión central de El silencio es: ¿La condición humana se determina más por el deseo que por la razón? Esta película fue estrenada con escenas censuradas en su propio país y en otros se llegó a prohibir.
En 491 (1964), el director Vilgot Sjöman (1924-2006) adaptó la controversial novela del escritor Lars Görling, la cual causó controversia por su ataque a instituciones gubernamentales, al igual que por su aproximación a la homosexualidad y la zoofilia. Sjöman la definió como un estudio nihilista de la delincuencia juvenil.
También se presenta El fuego (Syskonbädd, 1966), otra de sus producciones. Es una pieza isabelina que ubica el tabú del incesto en un contexto de decadencia moral. Jacob, un joven noble que se reencuentra con su hermana Charotte tras una larga ausencia, se entera de que está comprometida con un hombre de la corte, experimentando como consecuencia un sentimiento parecido a los celos.
De Sjöman, también participa una historia dividida en dos entregas: Soy curiosa. Amarillo (Jag är nyfiken-en film i gult, 1967) y Soy curiosa. Azul (Jag är nyfiken-en film i blått, 1968). En ellas, Lena, una joven insistente y rebelde, emprende una cruzada personal para entender las condiciones político-sociales de Suecia, así como explorar su identidad sexual. Ambos filmes oscilan libremente entre lo que es realidad y ficción.
Adorado John (Käre John, 1964) fue una de las películas suecas más exitosas en el extranjero. Dirigida por Lars-Magnus Lindgren (1922-2004), la historia sobre un solitario pescador abandonado por su esposa que conoce y se enamora de una madre soltera muestra algunas fases de la relación amorosa con autenticidad y sin eufemismos. Está basada en la obra casi pornográfica de Olle Länsberg.
Finalmente, tres películas de Mai Zetterling (1925-1994) completan el ciclo. Quien comenzó como actriz y posteriormente se volvió directora, participa con: Parejas amantes (Älskander par, 1964), Juegos nocturnos (Nattlek, 1966) y Las chicas (Flickorna, 1968).
Parejas amantes es su ópera prima, la cual yuxtapone la conquista de la emancipación femenina con el dolor y sufrimiento. La mujer es representada como un ser racional, pero también explotado. Es por ello que el cine de Zetterling es considerado como uno de los primeros ejemplos de cine feminista.
Juegos nocturnos presenta la historia de Jan, quien para averiguar la causa de su impotencia, visita el castillo donde pasó su niñez. Imágenes plagadas de incesto y orgías de su pasado vendrán a su mente. Varias de las escenas desafiaron la censura de la época y reafirmaron el papel innovador del cine sueco en cuanto a temas sexuales.
Las chicas es representada por Liz, Marianne y Gunilla. Las tres son actrices de una puesta en escena de Lisístrata que van encontrando ciertos paralelismos de sus respectivas vidas maritales con aspectos de la obra. Zetterling definió sus inquietudes feministas respecto a la liberación de la mujer en Suecia con una intencional carga sensual a lo largo del filme.
Estas 12 películas constituyen un acercamiento integral a la filmografía de un país que encontró en el cine la oportunidad de mostrar sus inquietudes relacionadas con la sexualidad, resaltando ciertos rasgos sociales y políticos que aquejaban a la sociedad sueca a mitades del siglo XX. Sin embargo, las inquietudes en la actualidad no son las mismas sino al contrario. El aspecto erótico y sexual que predominó en aquella época se ha olvidado de cierta manera en las producciones contemporáneas.
“México entiende mucho más de Suecia de lo que nosotros entendemos. Por ejemplo, este programa de gran calidad acerca del pecado sueco jamás se hubiera podido lograr en la cineteca de Estocolmo”, comentó Jan Holmberg, presidente de la Fundación Ingmar Bergman.
La importante apertura que representó el cine sueco en el periodo de 1950-1970 marcó un hito en la cinematografía internacional y las películas posteriores en Suecia comenzaron a explorar otros temas.
“¿Por qué el ciclo termina en el setenta? Por una sencilla razón. A partir del 68 hay una liberalización de las costumbres. Ya el desnudo, el sexo, no significan lo mismo que en los años anteriores y después de esos años ya era muy común empezar a ver desnudos y empezar a ver películas de temas fuertes”, comentó Carro.
Para terminar, es importante resaltar el rol que desempeñaron las instituciones censoras, quienes determinaban qué podía ser exhibido y qué no. De igual manera destaca la importancia de la moral de las culturas y cómo se diferencian por su época. Por ello muchos consideran banal la diferenciación entre lo que es erotismo y lo que es pornografía. Finalmente lo que era pornografía para las instituciones en el siglo pasado es considerado erótico hoy en día.
Sexo, erotismo y censura en el cine sueco. 1950-1970 se exhibirá en las salas de la Cineteca Nacional hasta el 24 de junio. Consulta la cartelera.