Arte y Cultura

Disfruta de Un réquiem alemán con grandes voces en Bellas Artes

Alemania está presente en México este año con múltiples actividades artísticas, entre las que se encuentra la interpretación de Un Réquiem alemán Op. 45 / Ein deutsches Requiem, de Brahms, a cargo del barítono vienés Paul Armin Edelmann y la soprano  mexicana Gabriela Herrera, bajo la dirección concertadora del serbio Srba Dinic.

El concierto será el jueves 23 de junio a las 20:00 Hrs. en el Palacio de Bellas Artes.

Platicamos con los cantantes que interpretarán la obra, a propósito de la misma.


Paul Armin Edelmann es un barítono originario de Viena. Su relación con la música comenzó a temprana edad como miembro y solista del coro Niños Cantores de Viena. Más tarde estudió con su padre, el reconocido cantante Otto Edelmann en la Universidad de Música y Arte Dramático de Viena. Poco después se convirtió en miembro del Teatro de la Ópera de Koblenz, Alemania, donde participó en más de 30 funciones.

En 1998 se trasladó de nuevo a Viena y desde entonces se ha presentado en escenarios de Austria, Alemania, Italia, España, Francia, Bélgica, Dinamarca, Estados Unidos, Canadá, China y Japón.

-Paul, cuéntame un poco sobre la pieza, ¿qué tan importante es para ti interpretarla?

Para mí es muy emocionante cantar por primera vez en México y la pieza es muy cercana a mí, simplemente me encanta. Para mí no representa ninguna dificultad, al contrario, me trae mucha alegría poder cantarla aquí.

-Al ser un réquiem, una obra que tiene que ver con cuestiones religiosas y la muerte, ¿qué emociones te genera?

Este Réquiem de Brahms es muy diferente a los demás. No trata de una muerte triste o el partir de un ser querido, es más bien el viaje que surge tras la muerte hacia Dios, es la meta de nuestra fe. El Réquiem de Fauré y el de Brahms son para mí los más alegres que existen; el de Mozzart es muy triste por ejemplo.

-Al ser un artista de habla alemana, ¿qué tan común es esta pieza en tu repertorio?

Es un obra que he interpretado miles de veces y cada una de ellas ha sido diferente. Depende mucho de la atmosfera que se crea en cada concierto. Tiene que ver con el director, con los músicos y por supuesto con el público. Es interesante porque hay muchas maneras de hacerlo, es el deber del artista hacerlo diferente cada vez para que sea una experiencia única y no una rutina.

-¿Cuándo supiste que querías ser un cantante de música clásica?

Para mí fue algo muy fácil de elegir pues estuve casi destinado a serlo. Mi padre también fue un cantante muy famoso y nací en este ambiente de la ópera. A los ocho años comencé a cantar en el Coro de niños de Viena y estuve ahí durante cuatro años. Creo que las ganas de cantar siempre estuvieron ahí, sin embargo el deseo de querer hacer esto profesionalmente surgió cuando tenía más o menos 11 años. Fue algo complicado a esa edad porque aún era un niño y no sabía si mi voz cambiaria y como lo haría, no sabía si sería adecuada para lo que quería hacer y afortunadamente lo fue. Yo soy muy feliz con mi profesión porque honestamente no sabría qué más hacer sino fuese esto. Esto es mi vida, además de mi familia.

-¿Qué tan importante crees que sea que este tipo de música siga viva y que la gente la escuche?  

Para mí es algo de suma importancia porque, en comparación con mucha de la música pop que se hace en la actualidad donde nadie toca un instrumento o simplemente hace música, todo está computarizado y siento que mucho del sentimiento que se requiere para hacer música ya no existe. Quizá el beat sea lo que llama la atención al momento de bailar, quizá sea subirle el volumen lo más alto posible, pero en la música clásica la diferencia es que el nivel de tu alma con el que conectas es muy alto, está científicamente comprobado con pacientes que sufren de enfermedades mentales, ya que son expuestos a diferentes tipos de música y a la única que reaccionan es a Mozart, por ejemplo. Creo que lo que hace falta es que la gente no tiene tiempo para ir al teatro porque viven una vida llena de estrés, dependientes de la tecnología que crea necesidades inútiles para el ser humano. Siento que esto es muy peligroso porque creo que la inteligencia social está disminuyendo, creo que ya no nos vemos como personas al pasar tanto tiempo frente un aparato. La música nos da la oportunidad de conectarnos con nuestras emociones, algo que nos vuelve más humanos y creo que esto también tiene que ver con el sistema de educación, pues no le da la importancia necesaria a la música y eso debe cambiar pronto. Como consejo yo les diría a todos los padres de familia que lleven a sus hijos al teatro, a conciertos de música clásica aun si a ellos no les gusta; pues si los expones a esto desde los diez años, por decir, será la base de una formación muy importante.

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Por su parte, la soprano Gabriela Herrera es egresada del Conservatorio Nacional de Música y en la Escuela Superior de Música de México, y posteriormente de la Juilliard School de Nueva York. Recibió el Diploma de Honor “Fanny Anitúa” como ganadora del primer premio en el Concurso Nacional de Canto Carlo Morelli y representó a México en el concurso BBC Cardiff Singer of the World.

Formó parte del ensamble de solistas de la Ópera Estatal de Stuttgart, lo que le permitió desarrollar un amplio repertorio que ha interpretado bajo la batuta de Eduardo Mata, Enrique Bátiz, Enrique Patrón de Rueda, José Areán, Sergio Cárdenas, José Guadalupe Flores, James Levine y Gabrielle Ferro, entre otros.

-¿En qué radica la dificultad de interpretar esta pieza?

Técnicamente hablando, el aire pues pueden ser frases muy largas y es un reto mantenerlo. Lo demás es solamente hacerle justicia a la obra, a la música, es tan bella, tan profunda que uno no quiere estropear las frases, sólo hacer que suene lo más hermoso posible. Es ese respeto por la música.

-¿Qué representa esta pieza para ti?

Me encanta la música alemana, viví 17 años allá y mi esposo es alemán, entonces me siento muy conectada con ella. Los cambios armónicos que hay de repente, la orquesta, el coro, todo conforma una pieza que te pone la piel de gallina, es una belleza.

-¿Qué tan importante es para ti este tipo de música y que se siga escuchando?

Es importantísimo. Tiene una profundidad tan especial que mueve el corazón de una manera diferente que cualquier otro tipo de música que oyes simplemente como entretenimiento. Esta música llega de otra manera a la gente y creo que sí cambia de cierta manera a las personas, revela cosas en ti.

-¿Cómo te ha cambiado a ti?

Yo estaba muy chiquita cuando supe que quería hacer esto, tenía como 15 años cuando empecé a estudiar canto y a los 17 tuve mi debut en Bellas Artes, estaba muy pequeña, en ese aspecto fui un poquito precoz. Yo entré a la escuela con la idea de ser una cantante de rock, quería cantar como Freddy Mercury, y a la hora de tomar clases escuchas a todos cantando cosas distintas, lo que me llevó a la curiosidad de la ópera y justo por esto es importante que se conozca este tipo de música, porque el amor nace cuando conocemos las cosas.

He dado clases de música en la Universidad Autónoma de Querétaro y es una desgracia que algunos maestros de ahí consideren que están formando estudiantes para tocar en bares. Imagínate si así piensan de sus alumnos, ¿en qué van a terminar? Es algo vergonzoso.

-¿Cuál crees que debería ser el papel de la música clásica en las vidas de los niños?

Me ha pasado algo así con mi hija, mi esposo dice que se aburre pero siempre insisto en que la lleve, porque dentro de unos años ella ya habrá estado expuesta a todo esto y entonces le encontrara cariño. Me da mucho gusto que haya niños en Bellas Artes, aunque a veces oiga ruidos, me da mucho mucho gusto ver que los padres llevan a sus hijos a estas presentaciones.

Estamos entrando a una etapa donde lo vulgar, lo barato y fácil es lo que es bueno. Eso es reamente preocupante porque lo difunden los medios y es lo que los niños creen que está bien. De la mediocridad se ha hecho el modelo a seguir. Mientras la política no ofrezca estas oportunidades desde la escuela, mientras no haya una oferta buena de música y no porquerías, la mediocridad predominará si no se lleva a cabo un esfuerzo integral donde todos formemos parte de esta difusión por el arte y la cultura.

-¿Qué tipo de música escuchas cuando no estás ensayando?

Me gusta el rock de los 7os y 80s, Queen me encanta, me gusta Yes. También me gustan The Cranberries, ellos me parecen interesantes pero casi no me gusta escuchar música por entretenimiento, me tengo que enfocar mucho en ella cuando la escucho.

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