Arte y Cultura

El arte como ayuda para las condiciones del neurodesarrollo

 

 

¿Qué viene a tu mente cuando piensas en arte? Quizás en algún artista famoso, en museos, pinturas o alguna obra popular. Asimismo, tal vez es un tema con el que no estás muy familiarizado. Sin embargo, el arte no sólo está en los museos o en los grandes teatros y salas de concierto de música clásica, sino también en la calle; incluso se puede utilizar como terapia.

Crea tu Mundo es un Centro Terapéutico Integral para niños y adolescentes con condiciones del Espectro Autista, Asperger, Déficit de Atención e Hiperactividad, así como retrasos en el desarrollo y desórdenes relacionados, que asisten a sesiones de Arteterapia. Fue fundado por María José Olvera, pedagoga, y Alejandra Iturbe-Ormaeche Ochoa, psicóloga.

El arte se ha convertido en un tema controversial, aunque en Crea tu Mundo se usa como un vehículo para que los pequeños puedan expresar y comunicar. Las experiencias que tienen al hacer un dibujo, tocar la pintura o algún otro material, permiten representar elementos gráficos y subjetivos como son las emociones, así como socializar entre ellos de forma lúdica. El objetivo del Arteterapia no es el desarrollo de actividades artísticas, sino que es una disciplina integral para facilitar la expresión de lo que se siente y piensa de manera creativa, dándole más importancia al proceso de creación y no al resultado.

La idea surgió a partir de que María José y Alejandra detectaron la falta de espacios para niños con estas condiciones, en donde pudieran convivir de manera lúdica con otras personas.

Estoy segura de que casi todos nosotros gozamos de tener alguna actividad por las tardes en donde podamos divertirnos y jugar, y aparte de eso explotar muchas habilidades que tenemos; vimos que como toda su vida giraba en torno a terapias, había muchas habilidades que no eran reforzadas de una manera divertida.

“Aquí en Crea tu Mundo hay niños con autismo, asperger, déficit de atención, con parálisis cerebral; tenemos niños neurotípicos (término para referirse a las personas no autistas en lugar de “normal”) que tienen problemas conductuales, como de berrinches y toda esta cuestión, y niños que tienen algún problema emocional por situaciones particulares en su vida”, aseguró Alejandra.

Estas condiciones del neurodesarrollo (maduración cerebral que varía de acuerdo a cada niño), son llamadas también trastornos del desarrollo. Es importante aclarar esto ya que no son enfermedades, pues no son causadas por un virus o deficiencia que ya está identificada por síntomas comunes que presenta el paciente, como pueden ser infecciones, gripe o gastritis.

En el caso de los trastornos es más complicado, ya que no siempre se sabe cuál es la etiología, como es en el caso del autismo. Además, aunque conocieras a dos niños autistas, no serían iguales porque en cada persona se manifiesta de forma diferente. Es importante no hacer a un lado, ignorar o sobreproteger a los pequeños que tengan alguna condición, pues puedes causarle más daño del que crees, además de provocarles ansiedad y frustración. Es mejor mostrarle cómo hacer las actividades, cómo puede jugar con los demás y tener paciencia, ya que ellos hacen su mejor esfuerzo. Si no estás seguro de cómo debes acercarte a ellos, puedes pedir ayuda a sus familiares, a algún profesional o buscar información.

Cada niño que viene tiene sus propios objetivos particulares, en algunos se trabajan más cuestiones de integración sensorial, en otros motricidad fina, en otros motricidad gruesa, en otros es meramente una cuestión de cómo socializar, de cómo usar los objetos. Entonces nuestras dinámicas se enfocan en ciertos niños y en ciertos objetivos, que son capaces de compartir con los demás.

La diferenciación de los grupos es sólo en cuanto a la edad, ya que no los separan de acuerdo al diagnóstico que tenga cada uno. Todos comparten el mismo espacio y conviven como lo harían también con las demás personas que puedan encontrarse a lo largo de su vida.

El arte que cura

No es necesario saber dibujar o saber utilizar los materiales a la perfección, ya que lo más importante es lo lúdico y que cada uno lo haga a su manera y a su ritmo. “Nosotras partimos de algo un poco básico, que es que el arte puede estar en todos lados. Casi siempre nos lo imaginamos en museos, en situaciones un poco más estructuradas, pero nosotros hemos visto que cualquier cosa que ellos puedan transmitir puede ser una obra de arte”, aseguró María José.

“Hacemos estos juegos de rol en donde se evidencian cuestiones sociales que pasan cotidianamente; nosotros no aprendimos a socializar por medio de una terapia, sino lo hicimos con empujones, en la escuela, con aplausos, abucheos, de todo”, continuó. Actualmente cuentan con doce niños y jóvenes, divididos en grupos de cinco integrantes.

En cuanto a las sesiones, la dinámica se basa en los objetivos que tenga cada niño. “Se les explica de antemano cuál es la actividad que se realizará o dependiendo del objetivo terapéutico que se persiga, se explica conforme sea la dinámica. Cada quien es responsable de poner su material sobre la mesa y de recoger después de cada actividad. Luego de cada ciclo de una hora hay 15 minutos de relajación en los que los niños pueden jugar y se usan estrategias conductuales en esos momentos”, explicó Alejandra.

Los padres siempre están enterados de lo que ocurre con su hijo durante las sesiones. Una vez al mes hacen una junta con ellos para saber qué tanto han avanzado en cada objetivo propuesto. “Se hace una junta con los padres en donde se establecen objetivos terapéuticos, siempre hay dos visiones de cómo establecer estos objetivos: las necesidades que plantea la familia y las observaciones que hacemos como terapeutas de lo que necesita el niño, una vez que se le conoce a fondo”, compartió María José.

Además, también cuentan con talleres de crianza para los familiares que así lo requieran. No es necesario que su hijo tenga una condición, ya que consisten en “darles estrategias para trabajar con sus hijos; estrategias de manejo conductual y algún entrenamiento, en el caso de que haya un diagnóstico como de autismo, y se va haciendo un acompañamiento a los padres. En muchos casos se establece un vínculo con la escuela, entonces nos convertimos en un canal de comunicación de forma que haya un círculo estable de terapeutas alrededor de los niños, que estemos en completa comunicación; también hacemos este tipo de enlaces”.

No se tiene el número exacto de personas con autismo en México. En el 2003 la cifra de niños con el diagnóstico fue de 37,000. Según el INEGI, el número ascendía a 45,000 en el 2004, mientras que en el 2007, la Sociedad de Autismo de América (Autism Society of America) reportó que en México había 150 mil personas (niños, adolescentes y adultos), aunque no existen datos oficiales. Actualmente, las estadísticas más recientes indican que uno de cada 10 mil mexicanos tienen el trastorno.

Es importante que todos hagamos de nuestra sociedad algo más incluyente, sobre todo para estas personas con condiciones que a diario se esfuerzan por ser independientes y poder vivir en comunidad, con las normas de convivencia y reglamentos que se tienen. No es un camino fácil, pero entre más conscientes estemos, más espacios y oportunidades se tendrán para ellos. Es muy importante no juzgar, pues también los familiares hacen su mejor esfuerzo por que sus hijos logren tener una vida plena.

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