Pensemos en los años que siguieron del movimiento estudiantil de 1968, en las consecuencias artísticas que surgieron tras los sucesos políticos y sociales de aquella época difícil y trágica en el país. Recordemos a los grupos que florecieron en las tinieblas para contar lo que pasaba de una manera creativa y conceptual. Hablemos del Grupo Proceso Pentágono y sus integrantes, quienes han sido reconocidos como los pioneros del arte conceptual en México en la década de los 70.
Felipe Ehrenberg, Carlos Fink, José Antonio Hernández Amezcua y Víctor Muñoz fueron un grupo de artistas que, después de ser invitados a la X Bienal de Jóvenes de Paris en 1977, sacudió al país con sus críticas contestatarias hacia el Estado tras los acontecimientos de 1968 y las crisis económicas y políticas que se vivían en los países latinoamericanos. El grupo buscaba la democratización de la sociedad mexicana a través de la reflexión y la puesta de la función del arte en la sociedad, creando una conciencia similar a la que se está gestionando después de los sucesos en Ayotzinapa.
El Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) recupera la historia de este colectivo, casi 40 años después, en la primera exposición monográfica Grupo Proceso Pentágono: políticas de la intervención 1969-1976-2015. La muestra relata los procesos creativos de esta agrupación mexicana, a través de una línea cronológica que incluye un total de 32 piezas realizadas entre 1969 y 2015, entre ellas documentos, escritos, piezas y recreaciones que fueron expuestas por el grupo en espacios específicos.
La curadora de la muestra, Pilar García, comenta que para ellos el proceso de hacer la obra era más importante que la pieza misma, lo que nos lleva a la propia definición del arte conceptual.
Un cuarto oscuro, un colchón en medio y un cuerpo cubierto completamente de negro; una lámpara que gira sin parar causando nervios, ansiedad y un temor inexplicable; un baño con un recipiente lleno de sangre; pantalones y calcetines tirados en el piso, en una silla y la figura de un cuerpo humano envuelto en una bolsa de plástico, son sólo algunas de las piezas que constituyen esta recopilación de creaciones que, independientemente de su época, siguen vigentes ante una situación política y social trágicamente similar a la que experimentaron los miembros del grupo.
No obstante, el grupo nunca se consideró homogéneo pues siempre hubo muchas divergencias, por lo que varios miembros del colectivo dejaron atrás el proyecto y tiempo después se incorporaron otros artistas como Carlos Aguirre, Miguel Ehrenberg, Lourdes Grobet y Rowena Morales.
En la actualidad es muy común saber o inclusive formar parte de proyectos independientes que cuentan con espacios propios para la difusión del arte y la cultura. Si alguna vez se han preguntado cómo empezó este fenómeno tienen que agradecer a Proceso Pentágono, pues fueron los primeros en fundar espacios independientes en la ciudad. Su sede fue conocida como el Centro Proceso Pentágono, localizado en San Ángel. Ahí se llevaban a cabo muestras artísticas nacionales e internacionales, proyecciones, eventos culturales y de apoyo cultural.
La retrospectiva se denomina como una exposición indirecta, pues no manifiesta de forma literal lo que los artistas querían expresar; más bien exige una meditación cuidadosa en cada pieza.
Su experiencia estableció más que un vínculo con la ciudadanía mexicana, pues el Grupo Proceso Pentágono extendió sus relaciones a Sudamérica, creando un intercambio cultural y social con artistas latinoamericanos durante los años 70 y 80.
Grupo Proceso Pentágono: políticas de la intervención 1969-1976-2015 estará abierta al público hasta el 7 de febrero de 2016, en el MUAC.