A las 11 de la noche, poco antes de que muera el milenio, un payaso dice adiós al siglo XX cuando ha cumplido 100 años. Tras la última función que parte con él hacia la cuenta regresiva de los días, este clown decide romper 50 años de silencio para contar, como un documental íntimo, todas las vicisitudes que lo han marcado como un ser peculiar de tez blanca emergiendo desde los bajos fondos, como dice Justin Butcher, de una “raza perdida”: los ingleses.
Scaramouche Jones, este unipersonal de leyenda, se presenta en el marco de la edición 11 del Festival de Mónologos-Teatro A una sola voz en dos funciones: el sábado 1 de agosto a las 19:00 horas y el domingo 2 a las 18:00 horas, en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque, además de inscribirse específicamente en el llamado Año Dual México-Reino Unido.
Scaramouche Jones, de Justin Butcher, es un monólogo actuado por el propio autor y dirigida por Guy Masterson. Fue escrita en 1999, como una obra abocada a cumplir con algunas obsesiones personales que incluían contar la historia de las aberraciones del siglo pasado, aderezadas con especiales interpretaciones de autores como Conan Doyle, Haggard, Buchan y Kipling.
Acompañada de referencias de singular numerología cabalística, esta obra, que fue la más exitosa en taquilla que haya tenido en 200 años el Old Vic de Londres, se ha convertido en un hito teatral que asombra a propios y extraños. La magistral interpretación actoral hace posible que en cada fase de la historia que cuenta, en cada gesto, exista una razón interna que proyecta la vida en los ojos del personaje y que a la vez se transforma en la voz de muchos otros, que deambulan en su memoria. Justin es capaz de hacernos ver “un filme” con la bastedad que supone la visualización de toda una vida.
Un texto pletórico de imágenes, que va del sencillo y sorprendente milagro del nacimiento a la barbarie de la guerra; de la expulsión de la tierra al amor; del misterio del alma a la tribulación de la fe; de la trágica sobrevivencia al desparpajo de la comedia vital; de lo absurdo a lo sublime.
Scaramouche Jones palpita a través de este actor de tenor clásico, como una decantación de –siete máscaras blancas– que se descarnan de su rostro marchito por el maquillaje y recobrado en la sinceridad por su verdad interior.
Su director, Guy Masterson, reconocido creador de la escena en todos sus frentes, sabe hacernos observar cada detalle de la escena con tal minuciosidad, que a cada sinuoso parlamento le suceden toda clase de innovaciones emocionales –al actor y al espectador–, y todo ello con contados recursos de producción, pero generosos y grandiosos en su concepción escénica que resulta hipnótica.
Esta joya teatral, una clase magistral de arte dramático (y no sólo de actuación) que tuve ocasión de ver en 2012 en ese Festival de Teatro Internacional Héctor Azar (FITHA) que nació para decaer –sin orden ni concierto– a la vuelta de su cuarta edición en la ciudad de Puebla, vivirá muchos años para quienes lo vimos, ardiendo en nuestra mente y en nuestro corazón. Por eso sugiero ampliamente que lo vea quien necesite un toque de sensibilidad en su vida, quien esté perdido en lo que es o no un buen actor y una gran historia contada con los recursos esenciales del teatro, para que recupere la fe en la humanidad, en el ciclo luminoso del verdadero espíritu del ser y en la posibilidades infinitas que tiene el teatro cuando se mece en las entrañas de un excelente actor, bajo la sutil orientación y la visión exacta de un director que no escatima talento.
Traducida al croata, finlandés, danés y español, esta exitosa obra consiguió una especial versión radiofónica en 2001, a la par de su estreno, transmitida por la BBC de Londres. En cuanto al ciclo de monólogos, habrá también que estar pendiente ya que el encuentro recorrerá 12 ciudades de 11 estados y presentará siete obras (seleccionadas de entre 106 proyectos), procedentes de Jalisco, Michoacán, Querétaro, Aguascalientes, Distrito Federal y Reino Unido, el país invitado, del 8 de julio al 5 de agosto.