Un recorrido atemporal e íntimo para conocer las diferentes facetas de Frida Kahlo, es el que ofrece el Museo Dolores Olmedo en su nueva exposición, en la cual el espectador se acercará no sólo a la obra, sino a la artista; a una mujer con pesares, alegrías y miedos que supo reconstruirse a través del arte, para después reconciliarse consigo misma.
Bajo el título de Frida Kahlo. Me pinto a mí misma, el recinto ubicado en Xochimilco presenta de nuevo, después de casi dos años de exitosas exposiciones en el Museo Fabergé en Rusia, el Seoul Arts Center en Corea y el Museo Dalí en Florida, su Colección Frida Kahlo con una nueva lectura a la misma.
La muestra consta de 36 obras, 26 pertenecientes al museo y las restantes de coleccionistas privados, así como fotografías e imágenes del Diario de la artista. Abrirá al público el 6 de julio, en conmemoración del 110 aniversario de su natalicio.
“Hablar de Frida Kahlo siempre causa un poco de emotividad, pensamos en las maneras en las que se puede presentar; quienes hacen las labores de curaduría buscan un tema nuevo que no haya sido explotado con anterioridad. Es difícil porque, teniendo tan poca obra, no hay muchas alternativas como para manejar estos nuevos discursos, sobre todo porque Frida no está inserta en una corriente artística”, comenta Josefina García, directora de colecciones y servicios educativos del Museo Dolores Olmedo, y curadora de la exposición, asegurando que el principal reto al que se enfrentaron fue intentar armar un rompecabezas con las pequeñas lagunas que aún hay en la esencia de Frida.
La frase que dijo la artista “Me pinto a mí misma, porque paso mucho tiempo sola y soy lo que mejor conozco”, se vuelve la columna vertebral de la exposición, cuyo principal objetivo es presentar a Kahlo de una manera distinta a como se ha mostrado al mundo, invitando al espectador a encontrarse con la compleja mujer que fue en sus diferentes etapas a través de los tres géneros pictóricos que desarrolló: retratos, autorretratos y naturalezas muertas.
Además, se busca provocar en el espectador una reflexión de cómo Frida se va reconstruyendo emocionalmente, desde la etapa en que sufre el accidente en 1925 hasta volverse la mujer con vestimenta colorida de tehuana, trenzas y una actitud de llevar su vida a los lienzos, para luego convertirse en el icono y personaje importante del arte mexicano reconocida en todo el mundo. Es un recorrido de identidad y reconocimiento del dolor ajeno a través del arte.
En la exposición no sólo se encontrarán obras y dibujos, sino también frases y poemas de su diario, que acompañarán a los visitantes de principio a fin, invitándolo a tener una experiencia más visceral de la que puede brindar el apreciar la técnica y el detalle minucioso en una pintura.
Con la variedad de obras presentadas, tanto poco conocidas como obras maestras, no sólo se dejará en evidencia el proceso de descubrimiento de su oficio como artista, sino también la reconstrucción de su persona a partir de la pintura. También será posible percatarse del gran cariño que le tenía a sus amistades, aquellas que le presentaron nuevos mundos y la posibilidad de abrirse paso y entrar en nuevas latitudes; así como la influencia de Diego Rivera en su arte, quien le ayudó a ampliar su panorama hasta encontrar un estilo propio.
Otro de los matices que se podrá apreciar de la artista mexicana en la exposición, será su simbología a través de temas como el dolor, tanto físico y emocional presentado en sus autorretratos, así como la impotencia ante la no realización de su gran anhelo de tener hijos; la dualidad entre la vida y la muerte, y la sexualidad, vista y revelada en frutas y flores abiertas, mostrando indefensas sus entrañas. Por este lenguaje que ella había creado, este simbolismo, se llegó a llamar a Kahlo como surrealista; sin embargo ella no se reconoció como tal, afirmando que ella pintaba su realidad.
Empezando con una fotografía de la artista tomada por su amigo y amante, el fotógrafo Nickolas Muray, el recorrido lleva la historia hasta el origen de la misma, culminando con el suceso que le cambió la vida: el choque del autobús con el tranvía, presentado a través de un audio que narra el accidente ocurrido en 1925, acompañando por la obra El camión y un dibujo en el que plasmó el trágico momento. Y se termina con esas dos obras, porque es el inicio de su labor artística.
Entre las actividades que se impartirán paralelas a la apertura de la exposición, el sábado 8 de julio se presentará la obra de teatro infantil Viva la vida con Frida, y el domingo 9 de julio, el concierto Gracias Chavela, interpretado por Rozana Rio, la nueva dama de la canción mexicana, sirviendo de homenaje a una amiga de Frida Kahlo. Además, en octubre se llevara a cabo el concurso de Catrinas, con temática de Frida.