¿Alguna vez has visto colores cuando escuchas música? ¿O saboreado una palabra? Más que una experiencia psicodélica, la instalación del cineasta y recientemente artista visual de origen belga Julien Devaux (1975) recrea sensaciones entre lo que vemos y lo que escuchamos.
Noche Buena es la primera propuesta de Devaux en el campo del arte visual. Llegó a México hace 10 años para colaborar con su conciudadano Francis Alÿs (1959), quien también vive en la Ciudad de México desde 1986, y capturado por la misteriosa relación entre el pasado y el presente del lugar ha decidido abordarla a través de su arte. Asimismo, se ha desenvuelto en la fotografía y la producción de videos e instalaciones de Carlos Amorales, Melanie Smith, Etienne Chambaud, entre otros.
A pesar de estar familiarizado con el mundo del cine por ser documentalista, Julien ha trabajado con distintos artistas contemporáneos, y al llegar a este país se maravilló por la particularidad de los sonidos, especialmente en Tepoztlán, Morelos, donde se desarrolla su instalación.
“(La instalación) la hice hace un año y medio, más o menos. Cuando llegué a México, aterricé en Tepoztlán y yo vengo del cine, por supuesto me interesa mucho la imagen y el sonido. Entonces me pareció México, y específicamente Tepoztlán, como un lugar muy sonoro y quise a través de esa pieza hacer una ficción, una narración sonora abstracta. Es decir, es una narración que más bien se entiende a través del escucha y de la edición de sonidos, más que a partir de la imagen, pero la imagen está ahí para acompañar al sonido y en realidad se entiende el paisaje que no se ve, que es todo oscuro”, explicó.
Noche Buena fue grabada en las fiestas decembrinas de 2013, por eso el título. Y la sinestesia que provoca en el espectador es porque se trata de una toma fija del pueblo morelense en la noche, por lo que no se ve mucho más que unas cuantas luces, que no se saben si son luces artificiales y/o estrellas, así que el principal estimulador sensorial radica en lo que se escucha: el canto de los grillos, el resoplo de los fuegos artificiales y su explosión, el tañido de las campanas de la iglesia y un profundo y grave zumbido que se encuentra casi todo el tiempo presente en el transcurso de la instalación.
“Es a través de los sonidos que se puede poco a poco entender la imagen que posee un soporte abstracto”, detalló el documentalista.
De esa manera la imagen se va reconstruyendo, no de lo que se ve, sino de los sonidos que encubre la noche entre los ancestrales cerros de Tepoztlán, y realmente se puede comprender lo que transita en ese lugar: la naturaleza del paisaje, el carácter prehispánico y católico de los habitantes, el ciclo de vida y muerte que permea encubiertamente la realidad que percibimos… Principalmente, la dualidad (o no-dualidad) de todo lo que nos rodea. En especial el espíritu festivo que caracteriza al pueblo mexicano, sin olvidar el drama y la tristeza que lo acompaña.
Los sonidos de México “pueden ser caóticos, románticos, tristes, alegres, inquietantes, contradictorios, históricos, dramáticos, tranquilizantes, musicales, saturados, silenciosos, abstractos… Son muchos y sin duda, forman parte del aprendizaje y de la comprensión que podemos tener del espacio y su historia”, destacó Devaux, respecto a sus motivaciones para realizar Noche Buena.
“La idea es que se entienda a partir del sonido; en el cine se entiende con la imagen y se complementa con el sonido, en este caso es al revés”.
Esa idea señala claramente la fusión disciplinaria que maneja Devaux entre el cine y el arte visual, así como la expansión de los mismos. Su instalación manifiesta ese carácter documental trastocado por lo surreal de la noche en un paisaje sonoro. Así que si una imagen dice más que mil palabras, los sonidos dicen más que una imagen.
Noche Buena se estrenará el jueves 24 de septiembre a las 19:00 h. y estará en el Laboratorio Arte Alameda hasta el 22 de noviembre. Como actividades paralelas a la instalación, se proyectarán algunos de los documentales de Devaux; de modo que podremos vislumbrar el documentalismo y el lado videoartístico del multidisciplinario belga.