Arte y Cultura

Los fotógrafos que hicieron suyo el terremoto de 1985, presentes en @mafmuseo

Terror, incertidumbre, ansiedad, destrucción, indignación… El terremoto de 1985, que asoló la capital del país, es famoso por numerosos factores que determinaron el nivel de destrucción que tuvo, como la falta de una cultura de prevención para minimizar los daños, hasta la indiferencia y la falta de respuesta del Estado en las horas posteriores al movimiento telúrico.

Lo que sí destacó y aún queda marcado en la memoria colectiva de los capitalinos es la indiscutible solidaridad de la sociedad civil con la auto-organización de brigadas, el establecimiento de estaciones de auxilio y campamentos, la donación de diversos artículos para los damnificados y el préstamo de automóviles particulares para el traslado de víveres y víctimas.

La prueba de ello es la labor de varios fotógrafos que, conmovidos por la catástrofe que afectó a gran parte de la Ciudad de México, salieron a las calles para registrar las repercusiones, así como también apoyar en las actividades de rescate y auxilio.

Este dedicado fotoperiodismo que ahora sirve de testimonio histórico es compartido en la nueva exposición del Museo Archivo de Fotografía (MAF), bajo el título Nuestro Terremoto. Colectiva de Fotógrafos.

Enmarcada en el homenaje A 30 Años del Sismo. Emergencia, Solidaridad y Cultura Política, que tiene lugar en diversos recintos culturales de la Ciudad de México, esta muestra fotográfica reúne la memoria de 22 fotógrafos por medio de 40 imágenes que muestran como protagonista a la sociedad capitalina, quien pese al horror y la devastación dejada por el terremoto, logró mantenerse en pie y unirse en solidaridad para apoyar a los necesitados.

“No sabemos si se llama conmemorar, festejar o recordar lo que sucedió hace 30 años con los dos sismos que atacaron la Ciudad de México. Lo que nosotros hicimos en este museo de archivo evidentemente es hacer una muestra de fotografía, pero de una manera especial. Lo que nos distingue de las demás exposiciones es que no quisimos únicamente mostrar imágenes de lo destruido, del deterioro, de los heridos, sino que le pedimos a cada uno de los fotógrafos una imagen especial que durante el terremoto distinguiera lo que todos en ese momento vimos y salimos a las calles a retratar, que no fuera única y exclusivamente todo lo destruido”, enfatizó Vicente Guijosa, director del MAF y también participante de la muestra colectiva.

Entre los fotógrafos presentes se encuentran Eduardo Aguilera, Elsa Chabaud, Gilberto Chen, Yolanda Andrade, Elsa Medina, Rogelio Cuellar, Adrián Bodek S., Carlos Contreras de Oteyza, Marco Antonio Cruz, José Luis Neyra, Pedro Valtierra, Enrique Villaseñor, Vida Yovanovich, Ricardo Vinós, Jorge Lépez Vela, Tatiana Parcero, María Inés Roqué, Rubén Cárdenas Pax, Keith Dannemiller, Carlos Franco, Andrés Garay, Guillermo Soto Curiel y Antonio Turok.

“El evento tiene ese doble sentido: son fotógrafos que nos topábamos en la calle cuando estábamos tomando las imágenes, yo estoy incluido en esta exposición. Nos encontrábamos todos, revelábamos donde podíamos, no teníamos luz para revelar e imprimir las fotos, entonces había en los fotógrafos también esa otra parte de solidaridad”, comentó Guijosa.

Por ello se destacan los fotógrafos participantes. No sólo se trató de fotoperiodismo, sino de una voluntad de apoyar al necesitado, de empatía al conciudadano y de unión ante el valor de la vida humana.

“Yo pertenecí al grupo de traductores de los perros belgas aquí en la calle de Corregidora, y nos íbamos encontrando todos los fotógrafos. En cuanto acaba el rescate, ya cuando nos dijeron: ya van a entrar los bulldozers, ya no podemos esperar más, y era muy tremendo el olor, la cantidad de gente atrapada que ellos sentían que no podían estar vivos; los fotógrafos seguíamos saliendo a las calles”.

Y si no llegaste a ser de los que vivieron la impactante experiencia, al ver las fotografías puedes comprender lo imponente de encontrarse decenas de edificios derruidos, los quejidos de los heridos sepultados por escombros, la fuerza de voluntad de la gente y hasta la ausencia del apoyo por parte de las autoridades. Por ello es que la exposición se titula Nuestro Terremoto.

“Lo que queremos decir con las palabras: nuestro terremoto, o sea; todos salimos a las calles. Unos de topos, otros con agua, otros a ayudar a la gente, otros con automóviles, con gasas, con tiendas de campaña…”.

También hay que resaltar el factor tecnológico que desempeñó la fotografía en una catástrofe como ésta. No se tenían las facilidades como ahora para documentar todo lo que acontecía en la ciudad. Y de esa manera es inevitable pensar en qué pasaría si un siniestro como el de hace 30 años se repitiera en la actualidad.

“Salíamos con 10 rollos en la bolsa, 240 fotos. 360 si traías rollos de 36. Unos tomábamos a color, otros tomábamos a blanco y negro y era muy limitado. 30 años después, ahora sales con un teléfono celular y según lo que traigas de megas puedes tomar 1000 fotos, ahora eso es lo que sí está sucediendo. Apenas pasa algo e inmediatamente sabemos que está pasando”, comparó el titular del MAF.

Más que una memoria colectiva y la solidaridad civil, esta colección fotográfica despunta algo más: la ineptitud de las autoridades que aún persiste. Como ocurrió con las Olimpiadas después de la matanza en Tlatelolco en 1968, el Estado estaba seguro de la realización del Mundial de Fútbol de 1986, a pesar de los daños humanos y materiales que ocasionó el terremoto.

“Hubo un momento en el que salieron los estadios de fútbol: el estadio de C.U., el estadio Azteca, el estadio Corregidora… y decían: no se suspende el Mundial del 86, los estadios están intactos. ¡Y a nosotros se nos paraban los pelos! ¿Cómo es posible que eso sea lo que nos están diciendo al extranjero? Pues claro que es posible, si las autoridades fueron rebasadas”.

Nuestro Terremoto. Colectiva de Fotógrafos se posiciona como un espacio de reflexión a través de las imágenes que cuentan historias y testimonios de lo ocurrido. Igualmente, la apropiación del sismo es evidente en un cuaderno de fotografías a color que se incluye en la muestra. Su autor es desconocido, porque se trata de un cuaderno encontrado en el basurero de un edificio abandonado, por ello es realmente revelador. El fotógrafo amateur que juntó esas imágenes empatizó con los sentimientos que todos sintieron en ese acontecimiento y lo hizo suyo de alguna manera, al igual que los participantes.

La exposición estará disponible hasta el 20 de noviembre y la entrada es libre. Conoce más sobre las demás actividades que rinden homenaje al terremoto de 1985.

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