Hoja que apenas se mueve
ya se siente desprendida;
voy a seguirte queriendo
todo el día.
Jaime Sabines (1926-1999)
La literatura mexicana tan llamativa y conmovedora, tan difundida y que nos ha dejado a grandes poetas de la vida, del amor, de la muerte. Leer a Jaime Sabines es como llegar a un oasis, es encontrar al poeta que se olvida de los cánones dentro de un poema; una combinación entre lo sarcástico y las verdades que nos da el amor, que nos da la vida.
El interés de Sabines por la poesía le vino desde niño. Su madre le hacía recitar poemas y a los 17 años comenzó a escribir algunos versos, que se publicaron hasta que cumplió 23 años. Fue en 1945 cuando llegó a la Ciudad de México para estudiar medicina, aunque las letras siempre fueron su vocación, por lo que en 1949 ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras.
La década de los cuarenta, una época donde la poesía en México estuvo en pleno auge. Sabines destacó por lograr comunicarse y dar rostro a sus lectores. Su lenguaje sencillo pero a la vez poco usual, similar al de José Emilio Pacheco (quien era trece años menor), pero en Sabines no existía esa incertidumbre, sino esa aflicción que en algunos poemas vemos convertida en esperanza.
A pesar de tantas críticas a su estilo, Mario Benedetti en su defensa dijo: “Sabines es de una sinceridad casi descarada, por eso afecta tanto, porque nos alude”. Octavio Paz también habló de este gran poeta: “se convierte en una lluvia de bofetadas, su risa termina en un aullido, su cólera es amorosa, y su ternura, colérica”. Podemos observar a dos grandes de las letras dando la razón acerca del humor, el sarcasmo y la amargura que Sabines cargaba, pero a la vez definen las letras en México, no sólo en los cincuentas, sino también en la actualidad.
De la vasta obra del autor chiapaneco, quien recibió más de una decena de reconocimientos como el Premio Xavier Villaurrutia (1973), el Nacional de Ciencias y Artes (1983) y la Medalla Belisario Domínguez (1994), destacan Algo sobre la muerte del mayor Sabines, Tarumba, Yuria y Horal.
A mi parecer Jaime fue una de las más grandes mentes poéticas; su sátira es exquisita para los que gustamos de leer este género literario; su erotismo es directo, pero a la vez convence. Estoy segura de que cualquier mujer caería ante el encanto de este poeta (cosa que he aprendido muy bien de él), porque a pesar de que en algunos de sus poemas se contradice–como en “Los amorosos”–, Sabines tiene la forma indicada de decir que los amorosos (los verdaderos) siempre vamos en busca de algo nuevo, aunque somos los que siempre abandonamos. Este gran poeta supo envolver y enamorar con sus juegos de palabras que, hasta hoy, siguen presentes.
“El homenaje más importante es que me lean. Que mis libros sirvan de algo. Una vez, un muchacho me dijo que mi poesía lo había acompañado durante tres años en la azotea de su casa mientras estudiaba leyes. Cuando se recibió, me dio las gracias por esa temporada”.
Así lo dijo Sabines en una conversación y, a 90 años de su nacimiento, qué mejor homenaje que volver a las letras del poeta más leído en México.