Gitanos, romanís, zíngaros, rom, sinti… El pueblo gitano tiene muchas denominaciones. Reconocidos como una de las comunidades más populares en el mundo, los romaníes —provenientes del subcontinente indio— constituyen la mayor minoría étnica de la Unión Europea.
Hasta ahora ha sido imposible establecer un consenso sobre sus orígenes debido a que son una comunidad bastante diversificada. Existen numerosos grupos en distintos países que se adaptan y modifican la cultura de donde se encuentran a su propio modo, por eso cada uno es único. Ejemplo de ello es Rumania, que cuenta con una fuerte influencia gitana (2.5% de su población, según un censo de 2002).
En dicho país se encuentra una comuna al suroeste de Bucarest: Clejani, famosa por los lăutari, que son un clan gitano dedicado a la música. De las múltiples agrupaciones que tocaban en bodas, funerales, bautizos y otras celebraciones, algunos músicos se organizaron y fundaron Taraf de Haïdouks.
Este grupo rumano es el más distinguido del género en la era postcomunista. Formados en 1989 —cuando Rumania estaba bajo la dictadura de Nicolae Ceauşescu—, fueron conocidos fuera de su país gracias a los músicos belgas Stéphane Karo y Michael Winter, quienes los escucharon en 1990 y se fascinaron por el estilo antiguo que emanaban sus canciones.
“Regresamos durante la revolución, un año después, y nos encontramos con otros músicos jóvenes que estaban completamente locos. Decidimos reunir a varios de diferentes generaciones y formar una banda para que hiciera una gira. La llamamos Taraf de Haïdouks”, cuenta Winter.
Este año, en el marco del Festival Internacional Cervantino, llegarán a México para presentarse en la Explanada de la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, para celebrar y hacer vibrar al público con su ambiente festivo. Entre las piezas que interpretarán el próximo 24 de octubre a las 20:00 h. destacan cantos épicos, piezas para fiestas y descriptivas de los paisajes de la región rumana, así como la doina, estilo musical romaní de posible origen árabe-pérsico, y que se caracteriza por la improvisación y por su lirismo cercano a la melancolía, el erotismo y el amor a la naturaleza.
El nombre incluye dos términos: haïdouks y taraf. El primero se refiere a ladrones. En el folclor balcánico así se les designaba a las personas que, fuera de la ley, se dedicaban a robar a las autoridades otomanas y aliados de los Habsburgo, para después repartir el botín entre los pobres. Eran considerados héroes y se les compara con la leyenda británica de Robin Hood.
El segundo término quiere decir orquesta, lo cual sintetiza el nombre de la agrupación como orquesta de gloriosos bandidos.
Estos “bandoleros” son notables por mantener un equilibrio entre la experiencia de los veteranos y el vigor de los jóvenes, ya que las edades de los integrantes oscilan entre los 20 y 80 años. La mesura de los músicos diestros contrasta con la vitalidad de los novicios, por eso escucharlos es toda una experiencia que sacude toda expectativa.
Después de lanzar siete discos y un DVD, Taraf de Haïdouks ha evolucionado; algunos de sus miembros ya han fallecido, mientras que otros han integrado sangre nueva que mantiene la frescura en sus propuestas musicales.
Johnny Depp, quien trabajó con ellos en la película El hombre que lloraba (The man who cried, 2000), opinó: “son capaces de tocar una música que exprime el júbilo intenso, una alegría en estado puro. Tienen el don de hacerte sentir con vida”.
Desde que salieron al mundo a finales del siglo pasado, el grupo es considerado uno de los grandes representantes de la música gitana. Su éxito resulta insólito por el tipo de música que tocan y que va en contracorriente con las producciones del mainstream.
Muchas de sus canciones son transmitidas de generación en generación y no pierden su carácter popular. En ellas hablan sobre la vida cotidiana, el amor, la naturaleza y situaciones humorísticas que ayudan a levantar los ánimos.
En palabras de Stéphane Karo, Taraf de Haïdouks interpreta canciones que son como rompecabezas. Se van quitando y añadiendo elementos todo el tiempo. Pueden estar ensayando las melodías de cierta manera y en la presentación se transforman relativamente. La música siempre está creciendo y mutando.
Así que si tienes ganas de conocer la música del mundo, visita Guanajuato en fechas del Cervantino y déjate llevar por la música que invadirá los distintos recintos de la ciudad, tanto de Taraf de Haïdouks como de las demás agrupaciones que forman parte de la programación de este año.