Arte y Cultura

La ciencia y el arte se llevan mejor de lo que creemos, y el Cervantino lo comprueba

El arte y la ciencia han llevado una conflictiva —y hasta antagónica— relación desde los siglos 16 y 17, época etiquetada bajo el término de Revolución científica, la cual se definió por un marcado racionalismo gracias a las formulaciones filosóficas de René Descartes y a la concepción —o quizá malinterpretación— de un universo mecánico regido por leyes inmutables, decantada de las teorías de Nicolás Copérnico e Isaac Newton.

Esa particular idiosincrasia en la que se ha basado la ciencia moderna hasta la actualidad se ha reformado por diversos individuos dentro del ámbito científico, quienes se han atrevido a proponer ideas que salen de dicha idiosincrasia; ejemplo de ello es la renovación de la ciencia a través del arte —y viceversa—.

En los últimos años han surgido propuestas en torno a esta hibridación entre el arte y la ciencia, lo cual ha alterado nuestra manera de percibir y pensar la realidad. Quizás por esta reintegración de los campos del conocimiento humano es que el Festival Internacional Cervantino (FIC) decidió abordarlo este año en su edición 43, bajo el eje temático de “La ciencia del arte. El arte de la ciencia,” con diversas actividades como la presentación de Spanglitch, concierto de la agrupación guanajuatense Rorschach_3.0, y la conferencia del físico Alberto Rojo y el matemático Pablo Amster, quienes al desenvolverse también como músicos han desarrollado un proyecto que combina la ciencia y el tango.

Lo que hacen los miembros de Rorschach_3.0 —dos compositores y un matemático—, es la fusión del videoarte con la música electroacústica en tiempo real, creando un lenguaje estético basado en la percepción subjetiva del espectador. De esa manera, las piezas musicales de Rorschach_3.0 nunca están terminadas, sino que se construyen individualmente dependiendo de cada miembro de la audiencia.

La presentación de Rorschach_3.0 en el Salón del Consejo Universitario de la Universidad de Guanajuato (UGTO) estuvo dividido en distintas etapas, que mostraban las capacidades electroacústicas, dependiendo del emisor sonoro.

El concierto comenzó con vocalizaciones del trío cuyos sonidos, sin visuales, eran distorsionados por las numerosas herramientas tecnológicas con las que contaban. Posteriormente, utilizaron una cubeta de metal, instrumentos más tradicionales como violines y un saxofón, así como la siempre polifacética laptop, para demostrar que en la música electroacústica todo puede ser un instrumento, si se sabe interactuar adecuadamente con las herramientas tecnológicas.

El videoarte sincronizado con el sonido que emitían los instrumentos ayudaba a la creación de una atmósfera donde todo era posible, donde no existía la lógica y donde la totalidad del espectáculo era una experiencia estética.

Finalmente, cerraron su presentación con broche de oro, al generar sonidos a partir del movimiento corporal que ellos hacían frente a dispositivos electrónicos, los cuales se  traducían a visuales abstractos. Todo lo que se veía y escuchaba no estaba delimitado, sino que se encontraba en una perpetua evolución donde no había principio ni final.

Por su parte, el dúo argentino de Pablo y Alberto intercala explicaciones científicas con fragmentos de tango que ellos mismos interpretan con sus guitarras y voces, con la intención de dar a conocer aspectos de la ciencia fuera del marco tradicional de enseñanza, a través de melodías tangueras que relajan al público y los vuelve más receptivos. En conclusión, se trata de aprender ciencia mediante el arte.

El objetivo principal de los científicos y tangueros era mostrar que el arte puede ser tan científico como se le permita.

“La idea de esta charla que vamos a presentar tiene que ver con esta ciencia que aparece en todos lados y aparece especialmente en el tango”, mencionó Amster al inicio de su conferencia.

Por eso, mientras relataban algún dato científico, lo recalcaban con algunos versos de tangos  y el resultado era cómico al notar esos parecidos entre arte y ciencia que, a primera vista. podrían resultar inconexos.

Igualmente, trataron de desenmascarar el aspecto absoluto de la ciencia demostrando que también es un acto de fe. Mencionaron como ejemplo la matemátic,a que es la base científica para explicar el universo. A pesar de ser catalogada como ciencia exacta, está lejos de serlo. Simplemente es lo más cercano a la realidad que puede llegar la ciencia a través de la razón y la lógica, aunque tampoco pueda explicar todo de manera objetiva.

Para concluir con su conferencia, el dúo argentino interpretó un tango que habían compuesto exclusivamente para su presentación en el FIC titulado: “Salí del closet”, haciendo referencia a un tanguero que a escondidas le apasiona la ciencia.

Y así como estas dos presentaciones han tenido lugar en Guanajuato por el Cervantino, muchas más actividades se han llevado a cabo desde principios de octubre. Y basado en la presencia del público en este tipo de espectáculos, el binomio de ciencia y arte ha dado sus frutos al alimentar la curiosidad y el interés por profundizar en el conocimiento científico, a través de una visión lúdica.

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