Arte y Cultura

La lechuga, teatro gourmet para estimular las emociones y los sentidos  

Por Patricia Cordero

@lacordero

A todos nos ha pasado alguna vez que, estando en medio de un restaurante, no podemos dejar de escuchar la conversación de la mesa de junto.

Ahora, no podrás disimular y fingir que no pones atención a esas discusiones, con la propuesta de “teatro gourmet” en el restaurante Matisse en Polanco, en donde se presentará la obra La Lechuga, a partir del 21 de agosto.

Este innovador concepto escénico es un “despertar de los sentidos”, a decir del productor Diego Fainguersch. El público podrá degustar un menú de tres tiempos y, al momento del postre, se encontrará  entre las mesas vecinas con la problemática de una familia que no sabe qué hacer con uno de sus miembros en estado vegetativo.

“El espectador es parte de la escenografía natural, aunque no participa. Tú eres parte vivencial de lo que está pasando en la mesa de junto. Es un poco el morbo que tenemos al estar detrás de la pared del departamento de al lado, y si todos somos tan normales o anormales como creemos”, explica Fainguersch en entrevista con Arte y Cultura.

El texto es del dramaturgo venezolano César Sierra. Anteriormente se presentó el foro Un Teatro, y se eligió pensando en una obra que pudiera ser adaptada a espacios no convencionales.

El humor negro predomina en la obra, hecho que provoca la risa, aunque también despierta la introspección, pues el público se identifica con la historia y los personajes. “Es una comedia sin final feliz”, afirma Catalina López, actriz que encarna a la mayor de las hermanos, quienes debaten qué harán con su padre que está en coma, a quien ella ha cuidado en su casa por nueve años.

“Te lleva a todas las etapas de las cenas familiares latinoamericanas, donde se celebra al padre, todo mundo trata de llevarse bien, de platicar lo platicable porque no se toleran, y finalmente siempre sale el tema que hace que explote todo”, cuenta López.

Si bien en la obra la lechuga se refiere a un familiar en estado vegetativo, también se interpreta como cualquier situación con la que uno carga y que es difícil soltar. “Una relación sentimental enfermiza que uno no se atreve a cortar, una relación laboral que uno sabe que no tendría que seguir perteneciendo y pertenece; hay muchas lechugas y, de alguna u otra manera todos cargamos la nuestra”, comenta Fainguersch.

El tema de la obra es polémico, por el dilema moral que implica. “Es cómo un sujeto, ante una adversidad de salud, se convierte en un objeto. Termina siendo una lechuga, que hay que regarla, porque si no se apesta y se pudre. A nadie nos gusta la gente enferma, en el fondo. Es muy cruda y todo mundo cree que viene a reírse, y termina siendo un desastre. Te hace llorar al final, pero es la cruel realidad de que a nadie nos gusta cuidar a un enfermo, a pesar del amor”, dice López.

Pero, si el teatro tuviera un sabor, ¿cuál sería? “Sería bastante agridulce, porque te ríes muchísimo con la obra, pero gracias a la introspección también abres canales emocionales que muchas veces no quisieras abrir y eso hace el arte: poder enfrentarte a ti mismo, poder verte, que sea un espejo, y los actores hacen su trabajo, que es obviamente emocional, pero el mayor trabajo es el que hace uno consigo mismo”, dice el productor.

En esta pieza participan José Ramón Berganza, Ernesto Álvarez, Catalina López, Héctor Kotsifakis y Claudia Aline González, alternando funciones con Miguel Conde, Juan Martín Jauregui, Alexis de Anda, Pablo Perroni, Claudia Lizaldi, bajo la dirección de Sebastián Sánchez Amunátegui.

El precio del “teatro gourmet” es de $450 pesos e incluye la cena, además de que un porcentaje será donado a Kadima, fundación para niños con capacidades diferentes.

Las funciones de La lechuga serán de jueves a domingo a las 20:00 hrs en Matisse Polanco (Anatole France 115, esq. Mazaryk, Polanco).

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