Arte y Cultura

La producción de realidad virtual de Iñárritu llega al Centro Cultural Tlatelolco

Innovador en sus propuestas cinematográficas, el director Alejandro González Iñárritu sorprende ahora al público con un experimento en realidad virtual que llegará en agosto al Centro Cultural Universitario Tlatelolco de la UNAM.

Carne y arena (Presente virtualmente, físicamente invisible) da título a esta instalación de realidad virtual, producida y financiada por Legendary Entertainment y Fondazione Prada, se estrenó en el 70 Festival de Cannes en Francia, y es el primer proyecto en este formato elegido para ser parte de la Selección Oficial del encuentro cinematográfico.

“Mi intención era experimentar con la tecnología de realidad virtual para explorar la condición humana, en un intento de romper con la dictadura del cuadro–dentro del cual las cosas son solamente observadas– y reclamar el espacio que permite al espectador adentrarse en una experiencia directa al seguir los pasos de los inmigrantes, debajo de su piel y dentro de sus corazones”, declaró Iñárritu en un comunicado a prensa.

La producción es una experiencia de 6 y medio minutos, basada en historias reales de inmigrantes, que permitirán al público vivir en carne propia las experiencias personales de quienes participan, gracias a la más alta tecnología virtual, que ha creado un espacio propicio para la multinarrativa.

Carne y arena es resultado de la colaboración entre Iñárritu y Lubezki, dupla que se encuentra detrás de aclamadas películas ganadoras del premio Óscar como Birdman y The Revenant.

“Durante los cuatro años que este proyecto se ha desarrollado en mi mente he tenido el privilegio de conocer y entrevistar a muchos refugiados mexicanos y centroamericanos. Sus historias me persiguieron, así que invité a algunos de ellos a colaborar conmigo en el proyecto”, dijo el cuatro veces ganador del premio Oscar.

La versión completa estará también exhibiéndose en la Fondazione Prada en Milán, de junio a diciembre.

“Iñárritu convierte el intercambio entre la visión y la experiencia en un proceso de osmosis, en el cual la dualidad entre el cuerpo orgánico y el cuerpo artificial se disuelven. Una fusión de identidades emerge: la unidad psicofísica en la que, al cruzar la barrera de lo virtual, lo humano se adentra en lo imaginario y viceversa. Es una revolución en la comunicación en la que la vista se transforma en emoción y en una relación física con el cine: una transición de la pantalla hacia el ser humano, con una inmersión total de los sentidos”, señaló Germano Celant, superintendente Artístico y Científico de Fondazione Prada, que apoya el proyecto por su relación entre cine, tecnología y arte.

 

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