Arte y Cultura

La Rebelión: un libro de Rocío Cerón que ensaya sobre lo cotidiano

“La rebelión de hoy es atender el mundo y escucharlo”, asegura la escritora Rocío Cerón, en entrevista para Arte y Cultura sobre su nuevo libro La Rebelión, o mirar el mundo hasta pulverizarse los ojos, editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Aunque también escribe poesía, confiesa que éste es un libro de ensayos sobre la vida y lo cotidiano, aunque con un pequeño toque poético.

“El libro es un poco cuestionarse sobre lo que hay en el mundo. El primer texto es un ensayo sobre ensayar y va reflexionando sobre cocinar, de una axila, de cosas que normalmente suponemos que no deberíamos reflexionar, pero a mí sí me importa por todo lo que implica y todo lo que hay dentro”.

Cada uno de los párrafos tienen que ver, al menos un poco, con nuestra propia cotidianidad, ya que aunque la escritora describe su mundo y su sentir respecto a él, puedes encontrarte reflejado en sus pensamientos y escenarios que plantea; es como volverse cómplice del texto. Incluso te hará encontrar lo bello en lo que pudiera ser desagradable.

“En realidad pulverizarse los ojos viendo el mundo es porque revelarse significa atender, mirar, escuchar; es un libro que ensaya sobre lo que significa estar observando más allá del hecho que estar, ver toda esta estética”.

Tendrás un acercamiento a sus gustos y a situaciones que es posible te saquen una sonrisa, como estar en una hamaca fuera del tiempo de la productividad, fuera del tiempo de la eficiencia, que para ella eso significa ser un rebelde.

“Ya rebelarse no es tatuarse, ni tampoco acostarse con muchas personas; la rebelión empieza cuando en realidad tú empiezas a encontrar tu propia presencia, tu propio espacio y tus propios pesos y gravedades en el mundo; cuando empiezas a entender quién eres, a qué suena tu voz y de dónde sale, a mí eso me interesa mucho y de alguna manera eso está en el libro y esa es la verdadera rebelión”

“Me gustan las cicatrices, me gustan los defectos, lo imperfecto, pienso en una rebelión ociosa, de alguien que se detiene de pronto a escuchar el mundo. Estamos acostumbrados a los sistemas políticos y sociales, y la revolución tiene que ver con lo poético; lo poético es que tú puedas entender que más allá de esa planta hay otras cosas, hay un ritmo, un pulso, qué pasa si vuelves a mirar esa misma planta pero con otra luz, eso es el ensayo y la poesía también”.

La escritora ha publicado Basalto (ESN, México, 2002), Premio Nacional de Poesía Gilberto Owen 2000; Soma (Eloísa, Argentina, 2003); Imperio /Empire (MotínPoeta-Conaculta, 2009 edición interdisciplinaria y bilingüe); “Tiento” (UANL, México, 2010; traducciones: Verlag Hans Schiler, Alemania, 2011; Aura Latina,  Suecia, 2012); “Diorama” (Tabasco 189-UANL, México, 2012; Amargord Ediciones, España, 2013; Phoneme Media, Los Ángeles, 2014), entre otros.

Y si aún no estás seguro de querer leer poesía o de lo que implica, la poeta nos aclara que “lo que te permite la poesía es ver más allá de lo evidente, sólo que aquí en lugar de hacer metáforas poéticas, está lo dicho pero implica más cosas que lo que está dicho”. Como ejemplo, en el libro hay un texto sobre cocinar, que mientras lo lees te das cuenta de lo que en realidad te quiere contar: lo que sucede es la vida y la muerte.

“Es ver cosas que están tan frente a nosotros que dejamos de verlas y cómo ensayas sobre eso, un acto revolucionario sería leer poesía, hablar y vivir poéticamente, entender que el mundo es más allá que su primer instancia. La rebelión es descolocar lo colocado”.

Aunque no todo es texto en su trabajo, ya que también le interesa mucho la parte visual y lo sensorial; es por esto que a sus letras le suma videos y audios que complementan la experiencia. “La parte visual me interesa muchísimo, en la poesía hago muchos trabajos, pero que se amplifica en el diálogo con música o con improvisaciones, texturas o improvisación sonora y con improvisación visual. Ninguna de las presentaciones es igual, es el mismo poema pero no la misma experiencia”.

Con esta experimentación interdisciplinaria, Cerón se ha presentado en los Instituto Cervantes de Berlín, Londres y Estocolmo, Centro de Pompidou, Paris, Francia; Cabaret Voltaire, Tubinga, Alemania; museo Karen Blixen, Copenhague, Dinamarca, Southbank Centre, Londres, Reino Unido; Centro de Poesía José Hierro, Madrid España, entre otros

“Lo sensorial es muy importante, olor, vista, escucha, tacto, por qué no nos tocamos, una orgía de percepciones, no de sexo, tocar es una forma también de empatía de ver que el otro es también una persona. Las personas que están con sus audífonos no escuchan al otro y en el momento en que tú no escuchas al otro, se vuelve una cosa, no importa”, dice la escritora, Miembro del Sistema Nacional de Creadores desde 2010.

De entre tantas palabras que puede conocer un escritor, la favorita de Rocío Cerón es bonarda –la cepa de un vino-. “La sola palabra me deleita, y así tengo mi bolsita de palabras que tienen un sabor y una materialidad. Las palabras tienen una materialidad y empiezan a resonar y se quedan en el cuerpo; las palabras son materiales y tienen un valor. Un poema es una construcción arquitectónica textual, lo único que hago es amplificarlo, como si le subiera el volumen y a ver qué pasa. Y lo mismo con el libro, vamos a revelarnos pero encontrando la voz, tú cuerpo, tus gravedades, tus pesos, escuchando, viendo, olfateando”.

La música que la acompañó en la creación del texto va desde Depeche Mode, Revueltas, Bowie, The Clash. “Si hubiera puesto un playlist debajo de cada uno de los ensayos sería muy diverso, porque justo creo que hay como una esquizofrenia sónica donde me gustan muchas cosas. Lo que sí no es mi onda es lo grupero, ni en las bodas”.

Para un escritor el lenguaje lo es todo, y ella se declara como una devota del castellano y de esas palabras que no se usan a menudo. Mientras más rico sea tu vocabulario mejor puedes comunicarte y disfrutar de tu alrededor.

“Me aterra lo monosilábico de los chavos, es como si la articulación del lenguaje, que es lo que te permite reconocerte en el mundo, y ver el mundo, y denominar y darle nomenclatura a todo, desapareciera. Es terrible, porque ya no puedes hablar, si reduces tu lenguaje y vocabulario ¿cómo enuncias tu mundo?”.

Atrévete a sentir, vivir, saborear y sobretodo reconocerte en el mundo y todo lo que te rodea con el libro La Rebelión, o mirar el mundo hasta pulverizarse los ojos de Rocío Cerón y dale un sentido diferente a tus días. La escritora recomienda que lo mejor que puedes hacer antes de leer poesía es ver a tu alrededor, escuchar, atender y sentir. “Primero tener un acercamiento sobre ti mismo y luego ponerte a leer”.

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