“Una fotografía no es creada por el fotógrafo. Lo que hacen es sólo abrir una pequeña ventana y capturarla. Después el mundo se escribe por sí solo en la película. El acto del fotógrafo está más cercano al leer que al escribir. Ellos son los lectores del mundo.”
F. Scianna
La condición humana siempre ha estado regida por la dicotomía entre lo material y lo espiritual. Siglos atrás, la necesidad espiritual se satisfacía a través de la religión. Cabe señalar que aún se sigue haciendo, con la excepción de que la mayoría de las sociedades contemporáneas han cambiado el rol que ejercía anteriormente la religión a otros ámbitos, principalmente al artístico y al mundo del espectáculo.
Previo al siglo XIV, esas efigies morales residían en los protagonistas de los textos sagrados de las diversas religiones y posteriormente la transición pasó al mundo del arte y, aunque recientemente los medios masivos de comunicación nos han maniobrado a fijar dichos personajes de la farándula como modelos idóneos —lo cual probablemente explicaría la ausencia de virtudes y valores en la mayor parte de la población—, las obras de arte continúan emanando ese brillo espiritual que tanto nos cautiva.
Curiosamente, el Museo Nacional de San Carlos (MNSC) presenta en su nueva exposición el contraste y las similitudes de lo espiritual en el arte y la religión, a través de su colección permanente de pintura barroca y las más de 20 fotografías del italiano Ferdinando Scianna (1943), bajo el título Lux in arcana.
Enmarcada en la sección de “Imagen y comunidad” del Festival Internacional de Fotografía FotoMéxico, la exposición trae por primera vez al país el trabajo del fotógrafo, escritor y periodista que lleva más de 50 años capturando imágenes.
Oriundo de Sicilia, la isla más grande del Mar Mediterráneo, Scianna comenzó su aventura como fotógrafo retratando las fiestas religiosas de su pueblo, que posteriormente publicó en un libro, junto con un ensayo del escritor siciliano Leonardo Sciascia (1921-1989): Feste Religiose in Sicilia (1965). Dichas fotografías son las que se incluyen en la muestra, las cuales muestran la pasión colectiva del pueblo siciliano a través de Cristos sangrantes, extensas congregaciones de feligreses, rostros alegres, serios y en pena, niñas vestidas de monjas, vírgenes coronadas, procesiones y demás escenas de festividades religiosas.
La razón por la que estas fotografías convergen con las obras barrocas del MNSC es por la aproximación que tienen ambas hacia el misticismo, los claroscuros y la distintiva manifestación de la espiritualidad religiosa, por medio de un vocabulario iconográfico que transporta al espectador a experimentar el dolor, la pasión y el amor de los representantes del cristianismo.
Por ello es que la religión predomina como eje rector entre el barroco, que convierte lo sagrado en realidad, y las fotografías de Scianna, que enaltecen la realidad como algo sagrado. Dicho diálogo exterioriza visualmente la multifacética vida espiritual del ser humano y representa una manera distinta de entrar en contacto con nuestra necesidad espiritual.
“La expresión religiosa es, a veces, la expresión más fuerte de la cultura del mundo”, afirma el fotógrafo italiano.
Y “el trabajo del fotógrafo consiste en reconocer instantes significativos”, aunque a veces se traten de momentos funestos. El fotógrafo es el encargado de seleccionarlos para lograr contar una historia, como él lo hace en esta exposición.
“La fotografía ha sido y sigue siendo una pasión, la conquista de un idioma, la oportunidad de encontrar la característica clave de mi existencia humana”.
Casi como un designio, Ferdinando Scianna fotografía momentos que percibe como dignos de ser preservados y recordados por las futuras generaciones; en este caso, el fervor religioso del pueblo insular.
“Hacía fotos en el pueblo, de las chicas que me gustaban, de los vecinos, de las fiestas. Siempre tenía la sensación de que lo que capturaba estaba a punto de perderse, como fotografiar Pompeya el día anterior a la explosión del volcán”.
Otro complemento de la mirada de Scianna es el hecho de que también es escritor y está familiarizado con el periodismo. Fue corresponsal en París del semanario italiano L’Expresso durante varios años, cubrió en 1968 la invasión rusa de Praga, y desde 1982 es miembro de la agencia Magnum —fundada por Robert Capa (1913-1954) y Henri Cartier-Bresson (1908-2004)—.
Su larga trayectoria lo ha hecho publicar Objetivo ambiguo, una colección de sus textos, críticas, reflexiones y conferencias en torno a la disciplina fotográfica; así como convencerlo de la idea de que los seres humanos creamos imágenes —como las pinturas rupestres— por la necesidad de manifestarnos como individuos dotados de conciencia.
Curada por la directora del MNSC, Carmen Gaitán, y el mismo fotógrafo, Lux in arcana es una pequeña ventana que nos aproxima a la vida en Sicilia y a las expresiones culturales de las comunidades que la habitan y que han sido marcadas profundamente por la historia que ha corrido por la región.
La muestra fotográfica estará abierta al público hasta el 20 de marzo de 2016.