Aunque no es tan renombrada como en otros estados, la celebración del Día de Muertos en el Estado de Morelos, también vale la pena para poner en la agenda del siguiente año.
La fiesta se vive casi de la misma manera en todo el estado, en donde los últimos días de octubre empiezan los preparativos y poco a poco se van llenando las calles de líneas de flor de cempasúchil en el piso, para indicar a las ánimas el camino que seguirán al volver a casa. Las flores se colocan tanto en el hogar donde vivió el difunto como hacia la iglesia, en donde se acostumbra colocar una ofrenda tradicional junto al altar de cada capilla.
Las ofrendas, a pesar de contar con un sinnúmero de variantes de acuerdo a los gustos y personalidad que tuvo cada difunto, cuentan con elementos característicos. Por ejemplo, están siempre representados los cuatro elementos: agua (alguna bebida), aire (papel picado), tierra (flores) y fuego (veladoras), además de fotografías del difunto y una especie de representación de su cuerpo, utilizando ropa y calzado que hayan sido utilizados por la persona a quien se ofrece este pequeño altar.
Uno de los pueblos en donde se puede disfrutar de esta celebración es el de Ocotepec, ubicado en la zona norte de Cuernavaca y a tan solo 50 minutos de la Ciudad de México. La tradición indica que los deudos que han despedido a un familiar durante el año elaboran una ofrenda y abren las puertas de su casa, para que sea visitada la tarde del 1° de noviembre. El protocolo marca que los visitantes a estas casas lleven algún presente, que puede ir desde una vela o cirio, hasta algo de comida o artículos de despensa básica. Estos regalos son colocados en la ofrenda principal y los anfitriones ofrecen algo de comida y bebida, en agradecimiento a la visita. Hay algunas ofrendas que se vuelven más populares y la fila para ingresar a la casa puede tomar más de treinta minutos.
A la medianoche, las familias trasladan la ofrenda de su casa hacia el panteón municipal, en donde descansan sus familiares, y adornan cada tumba con las mismas flores y velas. También llevan comida y, después de la larga jornada de adornar el panteón, las familias permanecen ahí durante gran parte del día, conviviendo con sus muertos.
La celebración es muy similar en todo el estado, pero particularmente Ocotepec (por su cercanía con Cuernavaca) ha abierto las puertas para los turistas y los habitantes aceptan la visita de extraños con más facilidad, siempre y cuando se haga con un profundo respeto por sus tradiciones y por quienes han fallecido.
Aquí no hay Halloween, ni disfraces ni se pide calaverita. La tradición lleva a la convivencia, a la solidaridad y a la empatía. Uno siente que, aunque no los conoció, también son sus muertos. Nuestros muertos.
El recorrido de Día de Muertos en el estado de Morelos fue parte de un Photowalk, organizado con el apoyo de Fujifilm.