¿Por qué usar la palabra feminista causa tanto escozor en la sociedad? ¿Qué importancia tiene la ropa interior y la manera en que llamamos a la vagina? ¿Cómo consigue una adolescente gorda hacerse paso para convertirse en una prestigiada periodista y escritora de Gran Bretaña?
Si bien en México es poco conocido el nombre de Caitlin Moran, para más de 558 mil personas en Twitter es sinónimo de humor, crítica musical, pero sobre todo por ser autora de dos grandes éxitos literarios: Cómo ser mujer y Cómo se hace una chica, ambos publicados al español por la editorial Anagrama.
En ambas publicaciones toca diversos temas del mundo femenino de forma mordaz, cruda y sobre todo, perspicaz. Observaciones de la cotidianeidad se presentan sin tapujos para hacer un análisis de aquello que la sociedad “exige” a las mujeres y todo lo que realmente “necesitan” las mujeres.
Basándose en sus propias experiencias, no debe sorprendernos que las protagonistas sean hijas de familias proletarias y numerosas que dependen de la asistencia social, Caitlin Moran comienza sus relatos en los años noventa, con el inicio de su carrera periodística como crítica de música en Melody Maker.
Mientras que en Cómo se hace una chica su relato sigue una coherencia cronológica de Johanna Morrigan, quien más adelante usará el seudónimo Dolly Wilde, en Cómo ser mujer intercala sus recuerdos de juventud con el desarrollo que la experiencia le ha dado en temas como el sobrepeso y la moda, por mencionar algunos.
Actualmente, Cómo se hace una chica se está adaptando para ser convertida en película. Desde la masturbación femenina, tópico con el que Johanna Morrigan inicia su relato, hasta las drogas, el alcohol, la primera relación sexual y las subsecuentes, la adolescencia femenina no es tratada de forma idílica. No es la perfecta protagonista que deslumbra por su belleza o por convertirse en el cisne que todos esperan. Muchas veces “políticamente incorrecta”, Johanna Morrigan se abre paso en un mundo donde los hombres dominan, persevera en sí misma, al menos hasta sentirse cómoda en su propia piel.
Por otro lado, Cómo ser mujer, segundo libro de la columnista de The Times, es una crónica que abraza la femineidad contemporánea y que descubre, página tras página, que lo que hace falta actualmente es ver con mayor sentido del humor todos esos temas que parecen siempre solemnes e incluso tabú:
“La acusación de <<gordura>> ha remplazado a insultos (…) Se considera, por generla, la Hiroshima de los agravios: la bomba que una vez lanzada, obliga a la rendición inmediata del acusado. (…) La recriminación es tan potente que funciona aunque no exista una base real. He visto como reducía al silencio a mujeres de la talla 38, como si el acusador hubiera percibido en ellas un <<aura de gordura>> secreta o supiera que algún día llegarían a ser gordas, y les llamara la atención por ello.”
Estas “crónicas modernas” nos invitan a repensar todo el universo que rodea a las mujeres occidentales, si bien en varios casos la traducción y las referencias culturales que maneja la autora no son las más cercanas, si lo serán las ideas generales que plantea con franqueza sobre las mujeres del siglo XXI.