Hay novelas hechas para leer el fin de semana, cuya historia sencillamente te atrapa y no puedes soltarla. Este es el caso de El murmullo de las abejas, de Sofía Segovia.
El peso del pasado, la memoria, las tradiciones y un número inagotable de anécdotas se tienden como hilos de este título, editado por Lumen. La autora toma como marco de ambientación la ciudad de Linares, ubicada en Nuevo León, a principios del siglo XX.
La familia Morales es marcada por el encuentro de un bebé abandonado, quien sufre de un defecto genético, y que está rodeado siempre de abejas. Este ser, absolutamente mágico, cambiará su destino.
Simonopio es el nombre del misterioso pequeño, quien para unos será considerado un demonio debido a su apariencia, la cual generará un odio y rencor infundado que lo llevará a confrontar sus propios miedos mientras va creciendo. Asimismo, su presencia ayudará a la familia Morales a enfrentarse a los estragos de una época convulsa, a la influenza española que azotó al país en 1918 y a las consecuencias de la Reforma Agraria.
Si bien los guiños históricos no son un recurso novedoso, sí resulta interesante ubicar a los personajes en este periodo en el norte del país y desde el punto de vista de los hacendados.
La trama del relato se mantiene sin demasiadas complejidades, los personajes conservan la fórmula del bueno y el malo. Sin embargo, a pesar de su sencillez ,seguramente el lector será invitado a recorrerla hasta el final.