“Es mi final. El final de Bede Lo Mondo. Nada. Nadie. Nuddu. Y lo mismo ocurre con Anna. Ya sabíamos que moriríamos a la vez. Siempre tuvimos ese presentimiento. Pronto seremos polvo. Desde lo alto, veo entre los tejados de tejas en forma de canutillo la cúpula del crematorio y a nuestras familias en el cortejo, como si fuéramos extraños.”
Hay finales que significan el verdadero principio para narrar. El veneno de las adelfas, de Simonetta Agnello Hornby, es un ejemplo de esto. La historia arranca con dos muertes que llevarán al lector hasta la última página, para desenmarañar los secretos que esconden las familias Carpinteri y Lo Mondo.
Son Anna Carpinteri y Bede Lo Mondo quienes comparten su funeral; el espíritu de este último va deshilando sus recuerdos, en tanto su voz se mezcla con la de Mara, sobrina predilecta de quien fuera una de las mujeres más respetadas de Pedrara,
¿Quién fue realmente Bede y por qué adquirió tanta influencia y poder en la vida de los Carpinteri? ¿Es verdad lo que decía la tía Anna sobre un tesoro oculto en la villa? ¿Por qué los habitantes de Pedrara apremian a los familiares de la anciana a dejarla en manos de los cuidados de Bede?
El pasado y los paisajes de Pedrara crean una atmosfera densa, poblada por bellezas naturales en decadencia. Pasadizos ocultos y caminos que llevan a rincones insospechados van formando una especie de analogía entre la enfermedad de la tía Anna y el por qué necesita tanto de Bede.
La complejidad de esta relación trastoca el matrimonio de Anna y permeará incluso en su propia descendencia. Además, otras redes de poder irán mostrando la corrupción y abuso en la que ha caído una pequeña población como Pedrara.
En cada capítulo, los lectores se sentirán cada vez más intrigados sobre los detalles pasados que envuelven la vida de los personajes y se dará cuenta, metafóricamente, del verdadero daño que puede causar una flor.
El veneno de las adelfas es una publicación de Tusquets Ediciones en la Colección Andanzas.