Arte y Cultura

#LunesDeLibros Un recorrido por el Misisipi sin salir de casa

Por: Magdalena Carreño
@nuitaile

Este año se celebra el 180 natalicio de Mark Twain (30 de noviembre de 1835 – 21 de abril de 1910) y,  a pesar de que un siglo nos separa del padre de Tom Sawyer y Huckleberry Finn, sus obras siguen vibrantes y llenas de sentido del humor.

Mark Twain fue un hombre adelantado a su época, inquieto, idealista, creyente de causas novedosas para sus tiempos como el feminismo, el sindicalismo y el pacifismo. Por otra parte, el éxito no se le negó, a partir de La célebre rana saltarina del condado de Calaveras, publicado en el New York Saturday Press, su obra comenzó a llamar la atención.

El escritor y periodista argentino Rodrigo Fresán, prologa La vida en el Misisipi, publicación que data de 1883 y que narra las aventuras de Twain así como los aprendizajes que adquirió como piloto de un barco de vapor en este río norteamericano.

Rodrigo Fresán comenta que la literatura del también autor Consejos para niñas pequeñas marcó a las generaciones de escritores norteamericanos por venir: “Twain no inaugura —pero sí potencia hasta las alturas del vértigo— la idea clave de la gran literatura de su país: vive primero y escribe después o, al menos, escribe mientras vives.”

La vida en el Misisipi es un claro ejemplo de esta actitud de Twain, basándose en sus observaciones como aprendiz de piloto hasta antes de la Guerra de Secesión y durante su retornó al río a los 21 años, cuando emprendió un viaje de San Luis a Nueva Orleans; el humor, la picardía y entusiasmo de esta faceta en su vida se impregna en cada página.

Incluso, el autor señala:

“Si parezco muy encariñado con mi tema, a nadie le debe sorprender, puesto que amo esta profesión mucho más que cualquiera de las que siguiera yo después, y siempre me he sentido inmensamente orgulloso de ella. La razón es obvia: un piloto, en aquellos días, era el único ser humano de la Tierra, con libre arbitro e independencia absoluta.”

Asimismo, se nota que las lecciones adquiridas durante esta etapa fueron fundamentales para el ejercicio de la memoria del escritor. Detalla que cada elemento del Río Misisipi tenía que ser recordado, incluso durante la noche cuando cambiaba su aspecto.

El autor no sólo trata los temas técnicos del río, también describe a la gente que lo navegaba o vivía en sus riberas. Es así, que recuerda haber utilizado en obras como Las aventuras de Huckleberry Finn expresiones surgidas de la realidad al escuchar a las personas que le rodeaban.

Sin salir de casa, Mark Twain nos lleva a recorrer uno de los afluentes más grandes del mundo: 6,880 kilómetros de largo, así como el humor de uno de los autores más impresionantes de la literatura universal.

La vida en el Misisipi es una coedición de Almadía con la Dirección General de Publicaciones del Conaculta y forma parte de la colección Cartografías, la cual también incluye Roma, de Nikolai Gogol; París 1900, de Rubén Darío; Mi descubrimiento de América, de Vladimir Mayakovski; e Impresiones de viaje, José Manuel Prieto.

Salir de la versión móvil