Arte y Cultura

#LunesDeLibros Violencia y suspenso en Ningún infierno

 

 

“Las palabras embellecen al mundo sólo si uno se clava con uñas y dientes a él, mezclándose con su veneno.”

Alejandro Hosne, en Ningún infierno

 

Aldous Huxley, autor de Un mundo feliz, citaba: “¿cómo sabes si la Tierra no es más que el infierno de otro planeta?” Y tal vez, eso tuvo en mente Alejandro Hosne al realizar su novela Ningún infierno, publicada por Alfaguara.

Ambientada en Buenos Aires, la historia tiene como protagonista a un joven de vida holgada y que aparentemente vive como cualquier otro de su edad. Sin embargo, poco a poco el autor nos va revelando la oscuridad que le rodea, convirtiéndolo en un asesino sin escrúpulos.

El sexo, la violencia sin miramiento y con lujo de detalle ostentan por las páginas de esta novela, donde la indiferencia de las autoridades, la corrupción y el clasismo forman parte de una sociedad ensimismada.

¿Hacia dónde están dirigidos los ojos del protagonista? Julieta, la hermana de uno de sus supuestos amigos, es la diana a la que apunta:

“El día que la descubrí, cuatro años antes, lo primero que me impactó no fue su belleza y su lomazo sino que ella, sin darse cuenta, andaba con el alma expuesta en plena calle. (…) La seguí, y a partir de una larga vigilancia de su casa armé la tramoya novelesca de llegar a ella a través de su hermano…”

Calles desiertas, noches sin rumbo… el personaje principal no perdona, las ofensas las cobra caro mientras, durante el día aparenta hacer una vida “normal” como empleado de una agencia de telemarketing donde simula la simpleza de las ambiciones de muchos porteños.

Alejandro Hosne no hace concesiones al detallar las acciones de su protagonista; con crudeza la sangre corre por las páginas del también guionista y autor de la novela Todo lo demás es mentira.

El lado oscuro de una ciudad en constante movimiento, las sombras de una vida familiar deshecha, el suspenso al doblar la esquina y encontrarse con el lado más bestial del ser humano es lo que encontrará el lector en Ningún infierno.

Salir de la versión móvil