Para la cantante Mariela Condo, la voz sirve primordialmente para cantarse a sí mismo, ya que es un instrumento que viene de adentro. Los temas de sus canciones son el amor, la niñez, la angustia, la muerte, experiencias personales en las que prácticamente cualquier podría encontrarse, pero siempre teñidas de naturaleza, ésa que la rodeó desde su nacimiento en la comunidad indígena de Cacha, ubicada en la provincia de Chimborazo, en la sierra sur de Ecuador.
Ella es músico gracias a su familia; desde muy pequeña se dio cuenta que debía dedicar su vida a la música, alentada por sus abuelos y padres, quienes han formado parte de la historia artística de su provincia. Sus primeros acercamientos a esta forma de arte fueron a través de su participación con agrupaciones corales, posteriormente se graduó de la Universidad San Francisco de Quito dentro de un programa del Berklee College of Music y hoy es una cantante con gran reconocimiento en su país natal y en Europa.
Su primera producción discográfica, del 2007, lleva el título de “Shuk Shimi, Waranka Shimi (Una voz, mil voces), y contiene piezas en kichwa, su lengua madre indígena. Este disco está creado en base a sonidos indígenas de su región natal, en fusión con elementos de música contemporánea.
Además de la forma en que compone sus canciones, la identidad de Mariela está sentada en algunos de los principios y tradiciones de su etnia Puruhá: la vestimenta, el dialecto, también como una forma de preservar estas expresiones de su pueblo, y de hacerle un homenaje a esta cultura que destaca históricamente por su coraje para hacer frente a la invasión española. Sin embargo, la cantante asegura que su música es completamente libre y uno de sus objetivos es describir vivencias de su comunidad.
Mariela ha comentado que para ella el ejercicio de la composición es como mirarse al espejo: un descubrimiento de ella misma. Y ese simbólico reflejarse fue la inspiración para el título de su segundo disco: Vengo a ver. Su material más reciente se llama Pinceladas, y con estas canciones intenta transformar las raíces más profundas de la región latinoamericana en bellas melodías. El nombre del disco hace referencia a un curioso descubrimiento que hizo mientras lo grababa: “Cuando estás cantando utilizas la mano como si estuvieras pintando, te das cuenta que tu mano también está hablando, cantando, y que está tratando de transmitir energía”, comenta al respecto.
Como la artista madura que es, a principio de este año participó en el Festival WOMAD, una increíble celebración musical de world music, organizada por Peter Gabriel.
Algunos de los músicos que le han servido como ejemplo son Duke Ellington, Toru Takemitsu, Eddie South y el contrabajista mexicano Aarón Cruz, con quien compartirá escenario este miércoles 29 de junio en el Zinco Jazz Club. Será una velada de atmósferas oníricas, para dejar fluir sentimientos.
El Zinco Jazz Club está ubicado en Motolinía #20, esquina con 5 de Mayo, sus puertas abren a las 21:00 hrs y la música comienza alrededor de las 22:00 hrs.