Ciudades de cartón y marionetas de papel que no se escapan de las crisis económicas y sociales que imperan en el mundo real, son los elementos principales en la trama del proyecto Feral, de la compañía escocesa Tortoise in a Nutshell, la cual se presentó en el eje Transiciones del Festival Internacional Cervantino el fin de semana, y llega a la Ciudad de México este martes 20 de octubre a las 20:00 hrs. en La Teatrería.
La puesta en escena narra la historia de dos hermanos, Joe y Dawn, a través de cinco cámaras que reproducen una animación en tiempo real, la cual se proyecta en una pantalla colocada en el escenario. Estos chicos se enfrentan con un cambio radical en su ciudad por la llegada de un casino que cambiaría todo en su comunidad, la cual está compuesta de más de 100 marionetas. El uso de la filmación y proyección en vivo demuestra el proceso de creación, a lo que Ross Mackay, director de arte, comenta: “más allá de la historia, queremos demostrar la mecánica de hacer la película exhibiendo los movimientos de cámaras como los zooms y los encuadres”.
Feral se inspira en las manifestaciones en Londres del 2011, donde los protestantes grabaron los acontecimientos para exhibir el caos que se vivía en aquel entonces. Los creadores confiesan que los sucesos les parecieron increíbles y decidieron elaborar esta historia, donde los niños y adolescentes toman el control de su comunidad al tomar acción por sus propias manos.
Más que una respuesta, Feral es una observación y reflexión sobre la visión política y social de una comunidad, a través de la perspectiva e involucramiento de los niños que toman acción en la puesta en escena.
Ross Mackay explica que la obra usa una metáfora al caracterizar a las personas como marionetas de papel, pues al igual que sucede con este material, las comunidades son bastante delicadas y fáciles de destruir y manipular.
“La musicalización utilizada en Feral fue influenciada por los tonos de videojuegos de los años noventa; los efectos de sonido fueron tomados de varias películas para enfatizar en los movimientos de las marionetas. Es un experimento que le da un sonido intrigante y distorsionado a la obra”, comentó Jim Harbourne, compositor musical del proyecto.