Arte y Cultura

Más de 200 años de arte flamenco llegan al Museo Nacional de San Carlos

La aclamada pintura flamenca, conocida por el uso de perspectiva, los minuciosos detalles, sus claroscuros, su perfeccionamiento del retrato y la apropiación del paisaje como nuevo tema pictórico, llega al Museo Nacional de San Carlos (MNSC) con la muestra De Rubens a Van Dyck.

Después de haber estado en París, los máximos representantes de esta escuela pictórica llegan a México a través de más de 50 obras —entre los que destacan óleos y grabados—, provenientes de la vasta Colección Gerstenmaier, lo cual significa una oportunidad única para recorrer uno de los periodos históricos más relevantes del arte occidental, que abarca desde finales del siglo XV hasta principios del XVIII.

Además de Peter Paul Rubens y Anton van Dyck, están presentes los trabajos de artistas como Marten de Vos, Víctor Wolfvoet, Jan de Beer, Joost de Momper “el Joven”, Jan Brueghel “el Viejo”, entre otros, los cuales presentan temas como religión, mitología grecorromana, naturalezas muertas, bodegones y retratos, de gran profundidad psicológica.

“Hemos hecho una distribución, creo, lo bastante perfecta para que haya un hilo conductor”, dijo a propósito de la diversidad de contenidos la curadora Marisa Oropesa, también conservadora de la Colección.

El aspecto religioso de algunas de las obras gira alrededor de la fe cristiana, mientras que el carácter mitológico de otras rinde homenaje a la tradición grecolatina, debido a que los artistas la idealizaban por los valores que aportaba y que posteriormente se perdieron en la Edad Media.

Los retratos en la muestra son trascendentales por ser uno de los géneros más extendidos en la pintura flamenca y por representar los valores del Renacimiento, los cuales giraban en torno al ser humano, y aunque al principio estaban reservados para ciertas clases sociales, después se democratizaron para representar al resto de la sociedad.

El uso del paisaje en la pintura es también concurrente y de gran importancia, ya que no es sino hasta después del siglo XV que comienza a independizarse, para adquirir un carácter propio en el arte. Asimismo, sirvió como un campo de experimentación para que los artistas profundizaran en el uso de texturas y efectos lumínicos.

Los bodegones y naturalezas muertas son, quizás, lo más destacable de la exposición. Los claroscuros, la impecable imitación de la naturaleza y la maestría que demuestran los pintores en ellas se reflejan en la belleza y el misticismo que emanan de cada pieza. Hay de todos tamaños, desde pequeños formatos hasta enormes cuadros; sin embargo, siempre resalta la vibrante composición que busca representar flores, guirnaldas, animales, telas, frutas y jarrones.

“Pensamos que era interesante que el público viera este momento de la historia del arte y de las diferentes escuelas que hay. Pensamos que era importantísimo tener la oportunidad de recibir aquí a la escuela flamenca”, explicó Carmen Gaitán, directora del MNSC.

Respecto a la Colección Gerstenmaier —que quiere decir “molinero de trigo”—, toma su nombre del coleccionista alemán Hans Rudolf Gerstenmaier, quien ha logrado adquirir a lo largo de 40 años más de 200 pinturas europeas que abarcan del siglo 15 al 20, entre las que destacan principalmente las de arte flamenco.

“Esta exposición ha pasado por muchos países. Estuvimos en París,  en Perú, en Santiago de Chile, pero la corona es México”, comentó por su parte el coleccionista radicado en España.

De Rubens a Van Dyck estará en exhibición hasta el 27 de marzo y además de la exposición se recreará en el espacio de inmersión un taller flamenco del siglo XVII, para que, mediante diversas actividades, se pueda conocer a fondo cómo trabajan estos artistas, así como las técnicas y materiales que utilizaban para elaborar sus obras de arte.

Conoce el resto de las actividades.

 

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