Por Daniela Uribe
@DaniAcuarelas
A 72 años de su creación, la compañía teatral Mummenschanz regresa al Palacio de Bellas Artes con una puesta en escena para toda la familia que transforma lo ordinario en extraordinario. La obra titulada Los músicos del silencio, bajo la dirección de la también actriz y fundadora de la compañía, Floriana Frassetto y Bernie Schürch, se presentará los días jueves 7 y viernes 8 de agosto a las 20:00 horas, y sábado 9 a las 12:00 y 18:00 en la sala Principal del recinto de mármol.
Como cualquier proyecto principiante, la compañía se enfrentó con varios obstáculos, ya que empezó como una idea pobre, dice la fundadora Floriana Frassetto. Pero con la ayuda de los suizos Bernie Schürch y Andres Bossard, Frassetto creó una propuesta que, aunque al principio sufrió problemas financieros, nunca faltó de simpatía y ganas de demostrar a la gente una forma innovadora de hacer teatro. Los tres poseían características muy distintas pero unidas por un solo objetivo: crear un lenguaje teatral no verbal que pudiera trascender las barreras convencionales de la nacionalidad y la cultura.
Su primera función tuvo gran éxito en 1972 en Aviñón; posteriormente la compañía realizo varias giras por todo el mundo. La obra crea una relación con el espectador a un nivel más personal, algo que la compañía toma con un reto, ya que la directora y los actores esperan hacer una conexión positiva con todo el público, sin importar en qué parte del mundo se encuentren. La carencia de diálogos en la escena crea una necesidad mayor en el espectador de imaginar para poder interpretar de manera propia lo que está contemplando.
Los músicos del silencio es un espectáculo que utiliza objetos ordinarios como cables, tubos y cajas, que resulta en una experiencia lúdica. La obra trasciende cuando la relación entre actor y público se convierte en algo emocional; por lo tanto, aunque no haya música, la audiencia crea su propio soundtrack de la obra. “Ustedes son nuestra música”, dijo la maestra Frassetto. En 80 minutos y con la participación de 25 actores en escena, logran romper con las fronteras lingüísticas y culturales utilizando máscaras, luces y lo más importante, la improvisación.
“La obra es juguetona”, comenta Frassetto, con una gran sonrisa en su rostro al momento de describir su creación.
“Hoy en día el silencio es una revolución”, afirmó la actriz Rafaella Mattioli al hablar sobre la importancia del silencio en la obra, ya que se piensa que es algo excéntrico en la vida moderna; todo está compuesto por ruidos y músicas de fondo.
El actor Pietro Montandon expresa la repercusión de la relación establecida con el público, habla sobre la historia que surge en el espectador al utilizar las máscaras. “El objetivo es hacer que el público sienta al ver la máscara, no al oír… En el final, lo más importante es la reacción del público”.
La puesta en escena conmemora dos fechas importantes: el festejo de los 80 años del Palacio de Bellas Artes y el aniversario 72 de Mummenschanz, que quiere decir Máscaras.