por Eduardo Pérez
No me molesta pensar que el concepto de periodismo digital no acabe por entenderse. Y no es que sea nuevo, es que simplemente el periodismo como se conoce hoy tiene demasiados ayeres; tantos, que las generaciones de hoy aún son educadas bajo la concepción del periodismo de vanguardia del siglo XX.
Es difícil encontrar un editor con oficio y conocimiento de “lo de antes”, que conozca el potencial de los medios digitales y se arriesgue a tomar decisiones basadas en los datos arrojados por Twitter o por Google Trends.
Aunque también es difícil creer que todos los que lo saben, los que tienen acceso a una conexión de datos, hayan abierto una cuenta en una red social o un servicio de blogging sean editores. Para ser un editor digital, no sólo se requiere conocer las herramientas; también se requiere de oficio, de talento, de autocrítica y de respeto por los demás.
La noche del martes, mientras esperábamos a nuestros ganadores de boletos para la función Ensamble IBER Danza-Música, un tipo se acercó a uno de los representantes de difusión de Bellas Artes para pedirle un boleto gratis porque “soy bloggero”.
Esa fue su justificación, aunque no fue todo lo que ofreció; también entregó una tarjeta de visita con la imagen de su blog, y al reverso, la lista de propiedades digitales con que cuenta.
El representante de Bellas Artes le hizo saber que no todos los blogs son considerados como medios; y él, irónico respondió: “esa es una forma de verlo”. Aún así, le entregó el boleto, no sin antes recordarle que existían canales de acreditación para medios.
Tal vez yo lo habría dejado pasar como algo que no era mi asunto; pero la verdad es que me importa. Me importa por tres razones: La primera, es porque a los que nos tocó el cambio digital, fuimos bloggers, porque nos conocemos, porque sabemos quiénes son los que decidieron seguir ese camino y abrir otros más, y a pesar de su personalidad, respetamos su constancia y éxito. Y justo por eso, sabemos que, no siempre, un blog es un medio.
La segunda, es porque no todos los medios digitales pueden ser especialistas en todo, a menos de que cuenten con una estructura para eso. Es cierto que, y soy de los que lo repite, el éxito de un medio digital es dar a conocer desde distintos puntos de vista un mismo hecho. Por eso, un mismo acto o evento se enriquece cuando un profesional aporta su punto de vista, aún sin ser crítico de arte. Si lo hace profesionalmente, seguro generará valor, y permitirá acercar el arte a otros públicos.
La tercera razón, es porque he podido conocer a las personas de difusión del INBA y del Palacio de Bellas Artes; y si algo los distingue, como a muchos de sus colegas, es su calidad como personas.
Decir que “soy prensa” y por eso merecer respeto, boletos y trato preferencial ya no es hacer periodismo; y menos aun, periodismo digital. Porque somos demasiados queriendo ser medios digitales, medios reconocidos por la industria cultural como tales, como medios.
La pobre actitud de tipos que crean una cuenta en un servicio de blogging para “ser prensa” trunca la posibilidad de que tanto la prensa actual, como las fuentes y los representantes de la cultura, volteen a ver al periodismo digital como un verdadero canal de comunicación con el público.
Ser prensa no sólo es tener un blog; es ser profesional, entender al periodismo, respetar al lector; y sobre todo, aportar.
La noche del martes fue muy triste para mí, porque aunque sé que hay jóvenes que están buscando cambiar esa percepción de que lo digital no funciona para la masa, y que lo único que cuenta son los tirajes y los ratings, hay otros más que lo que buscan es obtener una pobre ventaja que no vale más de ochenta pesos.
Sólo espero que la próxima vez que coincida con el tal bloggero, pueda mostrarnos sus analíticos por propiedad digital, su división de públicos, su estrategia y su rejilla por red social, pero sobre todo su educación.
Recuerdo muy poco de lo que me enseñaron en el bachillerato, y tal vez debería avergonzarme por ello, pero de lo poco que recuerdo, es de aquello que la profesora de Lógica y Ética nos dijo acerca del arte: El arte es amoral.
Para nuestra fortuna, la de los que queremos que la inmensa minoría crezca y disfrute del privilegio de la danza, la pintura y la ópera, aún tenemos la oportunidad de que los responsables de la cultura vean lo digital como una oportunidad de hacer crecer al país y llevar el arte, esa manifestación amoral del hombre, a lugares donde pueda existir una conexión a internet.