Por Daniela Flores
¿Has escuchado el dicho popular “obras son amores”? Esta frase da nombre a la nueva muestra que ofrece el Museo de Arte Moderno, en donde revela el espíritu de los artistas de la década de los 60, que comenzaron a conjugar su forma de hacer arte con temas cotidianos, lo cual dio origen a nuevas formas de creación y expresión.
En Obras son amores se encuentran cosas muy interesantes, que van desde lo plástico hasta lo conceptual. Los curadores Marisol Argüelles y Luis Orozco recuperaron un gran acervo de piezas de “arte-acción”, que van desde el arte correo, pinturas, fotografía, fax-art, collages, fotocopiados, poesía visual, esténciles y audiovisuales, que nos transportan al espíritu de una época en que los creadores se alejan del nihilismo para ser “artistas guerreros “ y llevar su obra a la calle.
A lo que respondían principalmente los artistas de la época, era a cuestionamientos como qué es el arte y por qué tal o cual cosa era arte. Esto dio pie a la generación de La Ruptura en los 60s, periodo en el que varios artistas contestatarios criticaban a las instituciones de arte a su manera, rompiendo con todo lo establecido con todo aquello considerado de buen gusto. Estos disidentes del arte se valieron de nuevos temas o tabúes de la época para demostrar su descontento: discursos sociales, políticos, feminismo, sexualidad y el sin sentido. ¿La consigna? Ganar la calle, intervenir espacios públicos, denunciar, no callar una resistencia artística de oposición al sistema, todo esto acompañado de un contexto socio-político complicado para el México de aquella época.
La muestra, que permanecerá hasta el 9 de marzo del 2014, incluye piezas de artistas que van desde Marcus Kurtycz, pasando por José Luis Cuevas, Santiago Rebolledo, Mónica Mayer y Vicente Rojo.
Está dividida en tres módulos. El primero de éstos, la reunión de artistas en colectivos como estrategia de creación; el segundo, la toma de las calles como soporte o modelo, y el tercero, la experimentación y el juego, en múltiples ámbitos.
Las decisiones creativas y ciudadanas generaron un abanico de posibilidades de interacción entre la obra, el espacio y el público. Además, los artistas optaron por unirse en colectivos como estrategia de creación, entre los que destacaron Proceso Pentágono, Peyote, La compañía y el Sindicato del terror.
El Museo de Arte Moderno es el espacio ideal para esta exposición, ya que fue testigo del surgimiento de estos nuevos lenguajes artísticos, que ahora rescata y pone al descubierto.