La rápida industrialización y el asentamiento del capitalismo —de la mano con la globalización— en la mayor parte del mundo durante el siglo pasado han tenido sus ventajas y desventajas en diversos ámbitos, destacando principalmente el tecnológico.
El desarrollo de los conocimientos técnicos aplicados a la ciencia ha favorecido tanto al avance de las investigaciones científicas y educativas, como al nacimiento de las Tecnologías de la información y la comunicación (TIC), las cuales abarcan todo lo relacionado con las computadoras, el Internet, los teléfonos móviles, los videojuegos y demás artefactos del mundo digital.
Las ventajas del progreso tecnológico son evidentes, pero, ¿qué hay del daño que ocasionan al medio ambiente?
Durante 10 años de investigación, el artista mexicano Gilberto Esparza (1975) ha desarrollado proyectos en colaboración con diversos especialistas, los cuales fusionan el arte y la ciencia, para concebir dispositivos de reflexión en torno a la problemática ambiental que ocasionan los desechos tecnológicos.
Lo que hace esencialmente Gilberto es elaborar organismos y sistemas mezclando alta y baja tecnología, a partir de desechos industriales, con la finalidad de exhibirlos al intervenir el espacio público. Y después de presentar su trabajo en el Espacio Fundación Telefónica en Perú, llega a México con la muestra Cultivos en el Laboratorio Arte Alameda, conformada por tres de sus proyectos: Parásitos Urbanos, Plantas Nómadas y Plantas Autofotosintéticas.
“Elegimos estos tres proyectos porque son la columna vertebral del trabajo de Gilberto […] Finalmente lo que buscan estas piezas es sugerir maneras en que se pueda revertir el colapso ecológico que está viviendo nuestro mundo y podamos lograr una nueva relación a partir de la tecnología con la naturaleza, a partir de la conformación de seres híbridos”, explicó Tatiana Cuevas, curadora de la exposición.
Entre los colaboradores que se unieron a este esfuerzo creativo se encuentran expertos en biología, biotecnología, robótica, mecatrónica, música y arte. Por lo tanto el resultado es realmente sorprendente y, sobre todo, funcional.
Los emergentes entes híbridos surgen para establecer modelos que fomentan una relación simbiótica entre la tecnología, el entorno urbano y la naturaleza. Por ejemplo, en Parásitos Urbanos (2006), se busca analizar las consecuencias ambientales de los desperdicios tecnológicos, a partir de seis piezas que asemejan ser parásitos: Mosca, Pepenador, Maraña, Autótrofo Inorgánico, Colgado y Diablito; todos construidos con materiales que el artista recogió de basureros tecnológicos.
“La finalidad es hacer que esta basura vuelva como una especie de organismos que irrumpen en la ciudad, en consecuencia del mal manejo de los residuos tecnológicos. Todos se alimentan de energía que roban de la red de distribución eléctrica y emiten sonidos, convirtiéndose en parte del paisaje sonoro urbano”, comentó Esparza.
Como salidos de una película de ciencia ficción, estos seres surgen —artificialmente— como producto del nocivo entorno y también como señal de que la manera en que manejamos nuestros desechos no ha sido eficaz.
En Plantas Nómadas se trata solamente de una entidad, un robot biotecnológico que funciona como un microecosistema, el cual se estructura alrededor del agua contaminada de los numerosos ríos alrededor del país.
Lo que hace este robot es habitar las orillas de dichos cuerpos acuáticos, recoger el agua residual y digerirla para poder acoger y dar vida a plantas y microorganismos. Al final el único desecho que expulsa es el agua purificada.
“Es un proyecto que aborda las fronteras entre lo vivo y no lo vivo, al crear mecanismos híbridos: robots-plantas, que replantean el manejo de aguas residuales como potencial fuente de energía”, detalló Esparza.
De esa manera, se podrían crear más de estos seres híbridos a gran escala para limpiar los ríos y lagos contaminados por la irresponsabilidad de la actividad industrial en el país y la mayoría de sus habitantes.
Finalmente, Plantas Autofotosintéticas es un sistema simbiótico que funciona a partir de bacterias y otros organismos, para desarrollar un ecosistema que reutiliza el agua sucia para autosustentarse. Esta pieza cobra importancia en la Ciudad de México, debido a que la urbe carga con una historia fallida en cuanto al manejo del agua.
“Traemos y desechamos el agua de otros estados, sin saber aprovechar lo que hay en el mismo espacio de la ciudad”, acentuó. Además de la catástrofe ambiental que conlleva la contaminación de la cuenca lacustre del Valle de México, como el río Magdalena, los lagos de Xochimilco, de Chalco y de Zumpango, por mencionar algunos.
El propósito principal de esta exposición es crear conciencia en los ciudadanos sobre la relación con su entorno. Asimismo, los proyectos se sustentan con un taller en el que se enseñará a los participantes a construir celdas microbianas y microscopios a partir de cámaras, así como la proyección de los documentales Río Lerma y Río Santiago, los cuales abordan la situación a la que se enfrentan las comunidades aledañas a los cauces y exhiben la intervención de Plantas Nómadas.
Además de eso, se realizarán charlas con ingenieros, biólogos y colaboradores de los proyectos para dar su punto de vista respecto a las piezas. Y si tienes ganas de saber más sobre el tema y lo que hace Gilberto Esparza, se presentará un libro editado en el marco de la exposición, que reúne la visión de distintos autores sobre la práctica artística.
“Ese material es una plataforma de conocimiento, información y discusión acerca de los residuos; el espacio de exhibición, la página web… Hay muchas maneras de compartir esta información y que se libere más este diálogo, esta discusión”, puntualizó el artista.
Cultivos estará abierta al público hasta el 21 de febrero de 2016. Consulta las actividades paralelas.