La industria cinematográfica se ha encargado de presentar una visión de la tecnología que va de la esperanza a la destrucción. Aún así, muchas personalidades en el ámbito artístico consideran ésta puede ser un cambio positivo e interesante en la sociedad de hoy.
Bajo esta premisa llega una de las propuestas del 43 Festival Internacional Cervantino, Robot! de la coreógrafa española Blanca Li, quien ha trabajado con artistas internacionales como el dúo francés Daft Punk, Blur, Paul McCartney e inclusive ha hecho bailar al elenco del filme de Pedro Almodóvar en Los amantes pasajeros (2013).
La obra se presentará el 19 de octubre en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México, y el 23 y 24 de octubre en el Auditorio del Estado de Guanajuato.
La coreógrafa explora un mundo donde el hombre se vincula con las maquinas a través de la música. La técnica consiste en una coreografía conformada por bailarines, robots y una orquestra de androides que despertarán un asombro masivo en el público cervantino.
En un viaje a Japón, Blanca Li conoció a los integrantes del colectivo Maywa Denki, artistas japoneses que elaboraron los androides para que estos fueran capaces de tocar instrumentos e interpretar la música compuesta por Tao Gutiérrez, utilizando ritmos de rock, música techno y un poco de samba, a través de instrumentos como el bajo, el teclado, una marimba, percusiones y una cantante que imita el sonido de las moscas.
El interés de Li por los robots en la danza surge al querer retratar el mundo moderno en el que vivimos y demostrar que puede haber fallas aún en el mundo tecnológico. Los robots están programados para levantarse por sí solos en caso de que caigan y poder mantener el ritmo de la coreografía sin perder tiempo.
Además de los androides músicos, Li añadió a los robots NAO, fabricados por la compañía francesa Aldebaran, quienes poseen un físico humanoide de 58 centímetros de altura y un manejo bastante preciso de movimiento y equilibrio y así, crear una relación entre el humano bailarín y el robot que imita los movimientos del hombre, y viceversa.
El vestuario de los bailarines simula a aquellos uniformes de los trabajadores de las fábricas, simbolizando la importancia de la revolución industrial y cómo ésta se encargó de reemplazar a los humanos por máquinas en muchas partes del mundo.
“La tecnología aún es algo frágil, es algo que no tenemos completamente dominado y creo que eso resulta muy tranquilizante para la gente”, confesó la coreógrafa con una gran sonrisa y sentido del humor.
Del Ballet de la Ópera de París y el Met de Nueva York, Blanca Li le da un giro a su trayectoria con este proyecto que se presentó por vez primera en el festival de danza de Montpellier en 2013.
“Lo importante de esta experiencia es poder ver al cuerpo como una máquina y a una máquina como un cuerpo humano para poder evolucionar la danza”, comentó Blanca Li.