Primera Parte
En todos los años que tengo como público de las salas de teatro, nunca me habían pedido que vistiera de alguna forma en particular, nunca me habían prohibido utilizar ciertas prendas ni mucho menos ciertos colores, pero en esta ocasión desde el inicio todo fue distinto. Las indicaciones fueron claras: no azul (ni siquiera mezclilla) porque es del color que visten los internos; tampoco negro (sin importar el tipo de tela) porque es del color que visten los guardias de seguridad.
Con esas recomendaciones, sin duda esta visita al teatro sería diferente. No íbamos a un teatro más de los muchos que existen en la Ciudad de México, sino que la función sería en el Teatro Juan Pablo de Tavira, que se encuentra dentro de la Penitenciaría de Santa Marta Acatitla. La obra programada fue Ricardo III Versión 3.0, una puesta en escena de la Compañía de Teatro Penitenciario del Foro Shakespeare.
Por cuestiones de logística todos los asistentes debemos partir juntos y la experiencia comienza desde que inicia el trayecto rumbo al penal. Nuestra moral, nuestros valores, nuestros principios y hasta nuestra dignidad serán cuestionados en voz alta, en oídos del conductor y de todos quienes se encuentran a tu lado. ¿Cuántos de ustedes se sienten libres? ¿Alguna vez has robado? ¿Eres feliz? ¿Alguna vez te has sentido encerrado, como si estuvieras en un cárcel? ¿Alguna vez has estado en una cárcel?
Después de pasar los filtros de seguridad, caminamos un poco hasta llegar al teatro. Los actores están ya en sus posiciones, las luces se apagan y comienza una de las puestas en escena más poderosas e impactantes que he visto en los últimos años. Estoy segura que, al igual que los actores, al menos durante el tiempo que duró la obra se me olvidó que estaba viendo teatro penitenciario. Era una espectadora más y me encontraba simplemente asistiendo a una puesta en escena.
Ricardo III versión 3.0 habla de todo lo que nos corrompe como seres humanos: la lujuria, el dinero, el hambre, el poder. En esta obra, los actores, que son igual o más profesionales que muchos que se encuentran en libertad, nos hacen cuestionarnos si lo que estamos haciendo con nuestras vidas, con la sociedad y con nuestras familias es lo ideal, lo mejor, o simplemente lo correcto. Durante casi dos horas los actores logran conectar con la audiencia de una manera muy innovadora y con diálogos reloaded a través de esta épica tragedia, original de William Shakespeare.
Este proyecto está dirigido por Itari Martha y la disciplina que ha exigido a los reclusos da como resultado que la puesta en escena esté a la altura de las mejores, con actuaciones tan genuinas que te erizan la piel.
La Compañía de Teatro Penitenciario esta formada por actores que se encuentran recluidos en el penal, actores y actrices externos, y también por exconvictos, pero que continúan trabajando para la compañía y regresan al penal para los ensayos y las funciones.
Gracias al teatro, al rigor con el que ensayan y al esfuerzo que les ha implicado formase como actores, se han enamorado del oficio. Este proyecto es una prueba real y contundente de que una de las maneras de reincorporar a las personas a una sociedad, tan rota como la nuestra, es a través de la cultura, de las artes y de programas que se preocupen no sólo por mantener a los reclusos ocupados, sino que realmente hagan algo que les genere tanta pasión e interés que lo vean como una posibilidad de tener ingresos, además de ser un proyecto al cual pueden dar continuidad en el futuro.
En el Foro Shakespeare asumen la responsabilidad de un mejor país a través del teatro. Con el profesionalismo y la seriedad que han impulsado a la Compañía nos demuestran lo trascendentes que pueden ser estos proyectos para la construcción de una sociedad más humana, más justa y más cercana a las artes, no sólo como medio de expresión, sino como respuesta alternativa y probada para muchos de los problemas actuales como la violencia, la indiferencia e incluso la educación.
Valeria Lemus, quien se encarga de las Relaciones Comerciales del Foro, nos comparte que como cualquier otra compañía, el proyecto busca espacios para presentar sus obras y, aunque por la situación de los actores no pueden presentarse en cualquier espacio, existe una “Gira interreclusorios” que los lleva, con aprobación de los Directores de otros centros penitenciarios, a presentar sus obras en algunos otros penales e incluso en el mismo Santa Marta, pero en el ala de mujeres.
Cuando termina la obra, los reclusos abren un espacio de diálogo con el público, dentro del cual buscan que los conozcan un poco más, que se den cuenta de que si bien son actores privados de su libertad, son personas a quienes les ha costado trabajo vivir en reclusión, pero que se han convertido en grandes actores que han dejado el alma en el escenario, porque como ellos mismos lo expresan, los hace libres y les permite imaginar un mundo donde todos y cada uno de nosotros somos conscientes de nuestras acciones y de las implicaciones que estás traen con todos quienes nos rodean.
La Compañía de Teatro Penitenciario es parte de los proyectos de impacto social del Foro Shakespeare. En la siguiente parte conoceremos que no sólo se trata de formar actores y representar obras, sino que es un esfuerzo integral que se encarga de hacerlos parte de otros espacios culturales y con otras propuestas, lo que representa una verdadera apuesta, social, cultural y política.
Más que una temporada, la compañía de teatro penitenciario presenta funciones dos veces al mes. Los horarios, las fechas y los costos de la función se pueden consultar en el sitio del Foro Shakespeare y en sus redes sociales.