por Daniela Uribe
Año tras año tenemos 365 días para conocer, para aprender y para vivir experiencias nuevas, y más viviendo en un país tan cultural e histórico como lo es México.
A lo largo del 2014 se llevaron a cabo un sinfín de actividades culturales, que dejaron huella en el alma de los amantes del arte y la cultura, pero lo más importante es que dejaron huella en mí. Desde que empecé la carrera de Ciencias de la Comunicación, mis familiares preguntaban en qué trabajaría cuando saliera, si no conozco a nadie en las grandes televisoras del país, como si esa fuera la única opción del comunicólogo. Pensé que trabajaría en algo que realmente me apasionara, algo que me llenara, algo que amara. Fue así como, por arte de magia, me encontré con Arte y Cultura. El proyecto me pareció sumamente interesante; era algo que me invitaba a arriesgar, a conocer, y lo mejor para mí, aprender.
Recuerdo perfectamente cómo mi jefa me dijo: “si no existe el trabajo que quieres, entonces invéntalo”. Eso fue exactamente lo que ella hizo por mí. Un año y medio después, me he dado cuenta que el trabajo para mí no es como el de cualquiera. Mi trabajo consiste en absorber conocimiento a diario, el cual proviene de museos, teatros, galerías y festivales dentro y fuera de la ciudad. El periodismo cultural me ha brindado la oportunidad de cumplir con el que siempre he sentido que es mi deber social: compartir con quienes me rodean mi conocimiento y gusto personal por la cultura y las artes.
Arte y Cultura me ha enseñado el valor de las mismas en una sociedad tan caótica como la que se vive hoy en día. La cultura me ha abierto los ojos para conocer a mis antepasados, al arte popular de mi país, a las costumbres que han hecho de una vida cotidiana algo que nos identifica a nivel mundial. Las creaciones de artistas y artesanos refleja el talento de este país.
La diversidad de música y artes escénicas que viví en encuentros como el Festival Internacional Cervantino y el Festival de Música de Morelia fueron recordatorio de que, aunque provengan de diferentes países, el arte y la cultura son formas de expresión del ser humano y que no importa que tan larga sea la distancia o tan distinto sea el lenguaje, siempre podremos identificarnos con ellos de alguna manera u otra.
Mi trabajo es como esa idea que tenemos de pequeños, cuando solemos decir que queremos ser princesas, doctores, estrellas de rock o astronautas, solo que el mío se ha hecho realidad dentro de un contexto social en el cual soñar está casi prohibido, en donde ser inteligente y creativo es visto como ser “hippioso”; mi trabajo me ha hecho libre ante todos, pero sobre todo ante mí misma.
Este último día del mes, del año, y un día justo antes de mi cumpleaños número 24, le doy las gracias a mi equipo que ha sido de lo mejor, que ha hecho de esto una experiencia laboral única. Le doy gracias a mi jefa, que ha sido una gran amiga que ha confiado en mí durante todo este tiempo, y que ve un gran futuro en mí. Gracias a Arte y Cultura por hacerme crecer y, a su vez, conmigo hacer crecer a la gente que me lee, que nos lee. ¡Gracias a los lectores que nos han llevado tan lejos como el cielo!