por Daniela Uribe
La cita era a las 10:45 de la mañana en Metro Lagunilla. Llegué un poco antes, busqué a los demás y encontré unas cuantas personas con tripiés y cámaras. Sabía que era ahí. Cerca de la hora, tres personas se acercaron para coordinar la visita al puesto de la señora Lourdes Ruiz, en el Barrio de Tepito. La salida del metro fue como la entrada a un mundo ajeno, con una multitud de gente lista para hacer lo que mejor saben: vender.
El camino al puesto fue como cualquier paseo por un tianguis de la Ciudad, ofreciendo casi cualquier cosa vendible: electrónicos, ropa, zapatos, comida y una que otra sonrisa, pero ésas son robadas al escuchar chiflidos y uno que otro piropo callejero mientras pasas.
Cruzando por los puestos, me percaté de que las mercancías llevaban plasmadas etiquetas de marcas reconocidas, como MK, Gucci, Tous, Hollister y Ralph Lauren, a precios moderados. Entonces supe que me encontraba en el mercado más conocido de la piratería en la ciudad.
Siguiendo al grupo de camarógrafos, la gente observaba con curiosidad. “Mira, van a grabar”, decían voces desconocidas sobre mi espalda. Llegando al punto de reunión el director de la obra, Daniel Giménez Cacho, recibió a cada uno con un saludo cordial y lleno de entusiasmo. Había mucha gente al tanto de lo que estaba pasando. No es común en la zona ver a un montón de reporteros con cámaras montadas en medio del Barrio de Tepito. Mientras buscábamos un lugar cómodo para el comienzo de la conferencia, escuché a una señora local relatar que la situación en Tepito había cambiado mucho en cuanto a seguridad. “La gente dice ‘No voy a Tepito por que ahí roban’, pero eso ha cambiado mucho. Si alguien te agrede, los mismos de los puestos te defienden”, remarcó.
Las acompañantes de la directora holandesa Adelheid Roosen lucían cabellos dorados y ojos verde-azul; miraban a los locales con ojos llenos de simpatía, al ver su emoción y felicidad en medio de una selva cotidiana. Los comerciantes y consumidores se acercaban a ver de qué trataba el espectáculo, con miradas curiosas y a la vez emocionadas.
La conferencia comenzó a las 11 en punto. El primero en hablar sobre Safari en Tepito fue Giménez Cacho, agradeciendo a Lourdes Ruiz por facilitar el puesto, que usualmente está compuesto por dos partes y para la ocasión sólo contaba con una mitad. Después vino la presentación protocolaria de miembros de la Secretaria de Gobernación, la Secretaria de Cultura, las Delegaciones Venustiano Carranza y Cuauhtémoc, de la Embajada de los Países Bajos y del Festival del Centro Histórico de la Ciudad de México.
Esta obra cuenta con la colaboración de los actores Raul Briones, Norma Angélica, Mauricio Isaac y Mónica del Carmen. Las celebridades fueron “adoptadas” por cuatro familias del Barrio de Tepito por quince días, para así convivir en conjunto. A Lourdes Ruiz, Verónica Hernández, Mayra Valenzuela y Martin Camarillo se les asignó el nombre de parientes adoptivos.
“Es un espectáculo que está diseñado para encontrarnos con el otro que ignoramos, quién es y qué hace”, comenta Cacho cuando describe el objetivo de la obra. Habla un poco sobre la situación social en la que vive el mundo, como las cuestiones racistas, sexistas y clasistas, y este espectáculo intenta desmontar estas fronteras mentales con el simple hecho de presentarse ahí con un recorrido de cuatro horas. La obra consiste en cuatro obras de cuarenta minutos en los diferentes hogares de los parientes adoptivos.
La idea viene de Holanda, de la directora Adelheid Roosen, quien es la fundadora y directora de Female Economy, y quien realizó la misma dinámica en ese país hace unos años con el nombre Wijksafari.
“Hay muchas obras de teatro escritas por dramaturgos. Mi sueño no era ‘robar’ historias de la gente, si no ir hacia la gente y dejar que ellos mismos contaran sus historias. Mezclarlos con actores que también cuentan sus historias autobiográficas; eso yo lo llamo el método de adopción, para que así los actores y la gente de Tepito estén en una situación de igualdad”, dice. Luego explica el proceso que pasaron tanto los actores como los parientes adoptivos: “Los actores saben actuar pero no saben vivir en casa de otra persona, y como la gente de Tepito se siente fuerte en su barrio, su casa, ahora tienen que contar su propia historia junto los actores”, enfatiza Roosen.
Roosen expresa cierta preocupación por la convivencia humana, el ser nada más que humanos con el prójimo sin importar las barreras sociales. “Ambos tienen que empezar como seres humanos con una conexión del corazón”,comenta, sobre la esencia del “Safari del Barrio”. Explicó que el equipo artístico que entrevistó a los parientes adoptivos se llevó una gran sorpresa al ver las similitudes que ambos tenían. También habló sobre la importancia que la gente alrededor del mundo le da las clases sociales, y cuando nos deshacemos de esa mentalidad y entramos a la vida personal de alguien más, se encuentran cosas muy parecidas ignorando la cultura, la religión o costumbres.
La Directora del Festival del Centro Histórico, Cristina King, menciona que el encuentro artístico es de la ciudad, y la ciudad es la gente, la ciudad es Tepito; que el arte no sólo se trata de Bellas Artes y de recintos cerrados en jaulas doradas; que también está en las plazas.
Adelheid recalca algo muy importante: agradece a todos los parientes adoptivos, pues ellos le dieron una vivienda a la humilde holandesa que se colocó enfrente de ellos, mirándolos fijamente a los ojos diciéndoles, “Soy muy feliz con ustedes, soy muy feliz con ustedes”, repitiéndolo varias veces hasta que sus ojos se inundaron de lágrimas.
El proyecto está respaldado por las Delegaciones Cuauhtémoc y Venustiano Carranza ,con el Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y Delincuencia. En este caso, se utilizó el arte del teatro como prevención social en las calles de Tepito, un barrio solidario, con gente buena y trabajadora, que con proyectos como éste muestra otra cara que no conocemos.
“Que no se pierda esta parte de la identidad de Tepito, que no se criminalice ni estigmatice a Tepito, que vean que somos seres humanos trabajadores. Espero que vengan a Tepito y conozcan a Tepito y que vean que somos personas trabajadoras y honestas y queremos sacar adelante el arte urbano”, dijo la tepiteña Mayra.
Lourdes Ruiz, mejor conocida como la reina del albur, no pudo quedarse atrás con uno que otro como cortesía del Barrio de Tepito, y se despidió con lo siguiente: “Buenos días y gracias por asistir a los medios de comunicación. Para Tepito es un honor colaborar con el Centro Histórico, muchas gracias a todos los presentes por hacer posible que Tepito se involucre en el Centro Histórico y pues no me queda otra que decirles gracias, cuídenselo, no aflojen, la casa pierde”.
Daniel Gimenez Cacho concluye agradeciendo la asistencia y ofreciendo la colaboración de jóvenes que participarán en las presentaciones de las obras, con sus servicios en motonetas.
Aparto la mirada del conocido director y veo las caras de los presentes, famosos y no famosos, prensa y locales; la expresión es la misma: una sonrisa de satisfacción por lo que acababa de pasar. Fue casi media hora la que estuvimos reunidos en el Barrio de Tepito medios de comunicación, actores, locales y unas cuantas holandesas. Eso no se ve diario en la Ciudad. Aun así, la obra Safari en Tepito cumplió su objetivo antes de empezar: logró que en esta conferencia de prensa las barreras no existieran por ningún motivo; al contrario, parecía una gran fiesta celebrando la unión de una sociedad.
Adelheid demostró una emoción inmensa al vestir una sonrisa que nunca desapareció, saltando y abrazando a Daniel Giménez Cacho, en agradecimiento por la colaboración.
En esa media hora me di cuenta de que los tabúes y estigmas implantados en la sociedad sobre Tepito no son más que una manipulación para no recorrer sus calles. Esos treinta minutos fueron más que suficientes para dejar un trago dulce, mientras me dirigía al metro observando la amabilidad que ofrecían los comerciantes al pasar sonriendo, bromeando e incluso coqueteando. Esto es la ciudad, esto es Tepito.
Las presentaciones de Safari en Tepito serán del 13 al 22 de marzo a las 17:00 hrs. Los boletos se adquieren directamente en taquilla del Teatro el Milagro:
Calle Milán 24
Col. Juárez, Cuauhtémoc, C.P. 06600
México, D.F.
Diego Camacho
Teléfono: 01 55 55351291
[email protected]
Costo general $300