Este año se cumplen 400 años de la muerte del Bardo de Avon y numerosas propuestas se incluyen en su homenaje, como el programa internacional de Shakespeare Lives y la próxima edición del Festival Internacional Cervantino (FIC).
Evidentemente las piezas teatrales de William Shakespeare constituyen el eje rector del aniversario luctuoso y, aunque sean representadas en contextos culturales tan heterogéneos alrededor del mundo, cada una de ellas encierra la esencia misma de la condición humana, en una trascendental lírica poética que transgrede el tiempo y reverbera a través de los siglos sin perder su vigencia; ya sean en sus comedias, tragedias o tragicomedias.
Tras el estreno en México de Coriolano en el marco del FIC 2014 —acompañada de las versiones de Brecht y Grass— y su posterior temporada en el Teatro Julio Jiménez Rueda en la Ciudad de México, esta emblemática tragedia shakesperiana ha regresado una vez más a dicho recinto como parte de la programación del Festival del Centro Histórico.
Frecuentemente considerada como la obra más política de Shakespeare, Coriolano toma el nombre de su protagonista: Cayo Marcio Coriolano, líder romano quien, tras someter al antiguo pueblo volsco con sus proezas bélicas, busca conseguir un puesto político, pero al ser exiliado por su soberbia y desdén hacía los plebeyos, opta por unirse a Tulio Aufidio y los volscos para vengarse de su patria. Sin embargo, al final es convencido por Volumnia (Julieta Egurrola), su madre, quien despierta su compasión tras rogarle obstinadamente.
La historia bien pudo haber sido ubicada en los inicios de la Roma republicana, en algún otro imperio, reino, dictadura o democracia de cualquier parte del mundo y de cualquier época, debido a la penetrante reflexión que Shakespeare hace sobre el poder político.
Con una escenografía bastante elemental, pero no por eso menos creativa, el elenco de la Compañía Nacional de Teatro (CNT) representó los altibajos de un sistema democrático a través de las disputas entre el pueblo y las autoridades.
A pesar de haber sido considerada como la mejor tragedia shakesperiana por T.S. Eliot, Coriolano no ha sido tan representada como otras de las obras del autor más leído en el mundo. Sin embargo, su atractivo reside en la desafiante y aguda crítica política.
Idealizado y despreciado, Marcio Coriolano —interpretado por Juan Carlos Remolina— puede ser un personaje antipático para muchos por su recalcitrante orgullo, aunque ese gran defecto es a veces contrastado por su aversión a los elogios y a la hipocresía de los funcionarios públicos. No obstante, sus manifiestas convicciones tienen muchas similitudes con una ideología totalitaria. Por lo mismo no es de extrañar que la puesta en escena sea de las pocas de Shakespeare que han sido prohibidas en ciertos momentos, como en Francia en la década de los treinta o en la Alemania de la Posguerra.
A diferencia de otras tragedias shakesperianas como Macbeth, Coriolano no posee los conocidos soliloquios de los protagonistas, por lo tanto envuelve a Cayo Marcio en una densa niebla que dificulta conocer sus intenciones y lo aísla de quienes lo rodean.
Si bien el contenido de Coriolano es relevante para cualquier individuo de cualquier sistema político, la oportunidad que tiene el público mexicano para verla es sustancial, ya que ayuda a cuestionar el presente; acción tan importante en un ambiente tan turbio e incoherente como el que nos rodea, sobre todo por lo que ha ocurrido en los últimos años.
El descarnado realismo de la obra no es para nada confortable. Shakespeare se encarga de criticar a todos sus personajes, sin importar su clase sociopolítica: tanto a los privilegiados que quieren mantener su posición, como al pueblo hambriento que en su ignorancia es manipulado sin siquiera saberlo.
Parece que al final, la intención central de Coriolano es propiciar la crítica objetiva como la autocrítica, al igual que resaltar los diversos vacíos que, tras miles de años de sistemas políticos, aún permanecen en la actualidad y es necesario tomar en cuenta para poder hacer algo al respecto.
Coriolano extiende su temporada hasta el 24 de abril, los jueves y viernes a las 20:00 hrs; sábados a las 19:00 hrs. y domingo a las 18:00 hrs. en el Teatro Julio Jiménez Rueda, muy cerca del Monumento a la Revolución. Los boletos tienen un precio de $200 pesos.