“Las fotografías abren puertas al pasado, pero también permiten echar un vistazo al futuro”
-Sally Mann
¿Para qué sirve una fotografía? ¿Por qué tenemos esa necesidad de crear un registro gráfico de lo que experimentamos? Tomar fotografías es una lucha contra el tiempo. Es una lucha fatua contra el flujo impasible del tiempo, ya que su ilusoria naturaleza es creada por nuestras mentes.
La fotografía tiene como objetivo capturar un momento que ya pasó y no volverá; un momento que nunca será como fue porque su interpretación depende completamente del observador que busca aprehender lo que está viendo en esa imagen.
Uno de los objetivos del Museo Archivo de la Fotografía (MAF) es difundir a través de su acervo y exposiciones temporales la transformación de la Ciudad de México durante el siglo XX.
Y a partir de hoy estarán presentes dos exposiciones que ofrecerán diferentes perspectivas de la capital a lo largo del tiempo, vista a ras de suelo y desde el aire, bajo la mirada de dos fotógrafos alemanes que vivieron en nuestro país.
Mirada en fuga de Carl Wilhelm Kahlo Kauffman (1871-1941), mejor conocido como Guillermo Kahlo y padre de la artista Frida Kahlo, documenta la solidez y espacialidad de la arquitectura capitalina en 22 fotografías de distintas proporciones.
Todas las impresiones fueron elaboradas por contacto entre el negativo original y el papel fotográfico, lo cual hace que las piezas mantengan la proporción original que eligió el autor.
La concepción arquitectónica de Kahlo es visible en las iglesias, monumentos y otras construcciones representativas, como la Catedral Metropolitana, el parque de Chapultepec, el Palacio Postal, el telón del Palacio de Bellas Artes–realizado por la casa de Louis Comfort Tiffany de Nueva York–, y calles representativas de la Ciudad.
Las fotografías datan de principios del siglo pasado, por lo que es visible el transcurso de la historia simbolizado por la transformación de la urbe.
“Todo está pensado, son fotografías que se podían llevar hasta más de una o dos horas para hacer cada una de las tomas. La riqueza de estas imágenes es invaluable; es parte del archivo histórico de todos nosotros y nos enaltece muchísimo que tengamos esas imágenes aquí”, comentó Vicente Guijosa, director del Museo.
Guillermo Kahlo, quien llegó a México en 1890 para laborar como comerciante y posteriormente como encargado de la contabilidad de diversos negocios de ciudadanos alemanes en territorio nacional, llegó a convertirse en el fotógrafo oficial de la arquitectura del Porfiriato, por lo que recibió el título de “Primer Fotógrafo Oficial del Patrimonio Cultural Mexicano”. Percibió un ingreso económico suficiente para poder construir La Casa Azul, actual museo dedicado a su hija, Frida.
Una mirada desde el cielo de Walter Reuter (1906-2005) se enfoca en la estética de los ángulos de la ciudad vistos desde las alturas, a mitad del siglo XX.
En 66 fotografías Reuter muestra su técnica, desde aviones oficiales de la Armada de México, representada por ángulos en picada y contrapicada, ofreciendo diferentes apreciaciones sobre momentos cotidianos y paisajes urbanos, captados desde alturas jamás vistas entonces por la sociedad civil.
En varias de las piezas se pueden visualizar los límites de la ciudad, las montañas que la circundan, las vialidades transitadas por apenas unos cuantos automóviles y hasta la Torre Latinoamericana en plena construcción. Cabe resaltar que en aquella época apenas comenzaban las construcciones de los rascacielos y los edificios más altos constaban de apenas seis pisos.
“Todavía se ve el lago de Texcoco, todavía se ve el primer aeropuerto de Balbuena; todavía, desde cualquier toma se ven los límites de la ciudad; todavía no aparece la Basílica nueva, por ejemplo”, resaltó Guijosa.
El fotógrafo alemán comenzó a trabajar en su país natal, donde publicó fotografías sobre las manifestaciones en contra del Partido Nacional Socialista, lo cual causó que los nazis lo persiguieran y se viera obligado a exiliarse en España.
Comprometido con las luchas sociales, continuó su trabajo como corresponsal gráfico internacional y documentó las consecuencias del fascismo franquista en plena guerra civil. Cuando finalizó se vio obligado a escapar, y finalmente llegó a México.
“Poca gente sabe que él hacía mucha foto aérea, no sólo de la Ciudad de México sino también de Veracruz, de Torreón, de muchos lados, pero los hacía con una cámara de placas, no como ahora que lo digital es muy fácil. Antes había cámaras muy grandes con chasises que había que quitar y no había los accesos a helicópteros; entonces todo era en avioneta”, expuso el curador de la muestra y yerno del fotógrafo, Gilberto Chen Charpentier.
Finalmente concluye Vicente Guijosa: “Son dos alemanes que tienen una visión de México. Las imágenes se llevan 60 años de distancia entre sí, y es ya un proceso anterior a lo que vemos conforme va avanzando la técnica fotográfica, la mecánica, la óptica. Se van haciendo distintas estas imágenes. Él (Reuter) ya se puede subir en un avión. Yo no me imagino que hubiera dado Don Guillermo Kahlo para subirse en un avión. No hubiera podido tomar esas fotografías; todo va junto. No hubiera podido ser con esa cámara tan grande, subirse en una avioneta, aunque podían hacerse en esa época foto en globo en París, pero él no toma esas imágenes.”
Ambas exposiciones ofrecen una mirada al pasado de la Ciudad de México y permiten observar, y por lo tanto reflexionar, en torno a los acelerados procesos de transformación que ha sufrido la capital, ya sea para bien o para mal —eso lo decidirá cada espectador—.
Las muestras nos dan la oportunidad de viajar a través del tiempo y comparar el pasado con el presente, así como el presente con el futuro. ¿Qué es lo que le depara a la Ciudad de México? Descúbrelo en estas muestras fotográficas que estarán en el MAF hasta el mes de octubre. ¡La entrada es libre!