por Gerardo López
La cultura mexicana de las telenovelas y radionovelas han desgastado tanto la historia del trío amoroso entre el jefe de la casa, la esposa y la trabajadora doméstica, que ya se han vuelto arquetipos reconocibles para la mayoría de nosotros.
Esta vez, el clásico melodrama es retomado por la dramaturga Ximena Escalante en su nueva obra Una mentira, cimentando la trama en la novela Una historia verdadera basada en mentiras de la escritora de origen estadounidense Jennifer Clement.
“Jennifer tuvo una confianza absoluta y me dijo: ‘Te entrego esta novela, haz lo que quieras’. Y de ese cruce de miradas, en esa confianza tan importante para mí, nació esta historia”, recuerda Escalante.
Para Clement, su novela es un texto puro en el sentido trágico. Interesada en la coexistencia de lo divino con lo profano y en que la poesía pueda llevar belleza a un lugar donde prevalece la fealdad, la escritora usa a los desprotegidos como protagonistas de sus historias.
La producción de la pieza teatral estuvo a cargo de tres importantes figuras de la dramaturgia mexicana: Luis de Tavira, director artístico de la Compañía Nacional de Teatro (CNT); Mauricio García Lozano, director de escena; y Ximena Escalante, quien incursiona por primera vez en el género melodramático.
Es por eso que Jennifer Clement se sintió con plena confianza al entregar su obra escrita a la CNT. Comprende la complejidad del teatro como expresión artística y está consciente de que no verá su novela en el escenario: “Soy muy respetuosa, ahora mi texto se vuelve la obra de Ximena Escalante. Desde que nos vimos para platicar sobre el proyecto le dije que no la iba a molestar y así fue”.
La autora, que escribe a partir de investigaciones y entrevistas en las que busca encontrar el lado poético, vierte en sus textos acontecimientos basados en historias verídicas. Asimismo ha escrito cuatro libros de poesía.
Para Mauricio García Lozano, la novela habla sobre el colonialismo a partir de una historia conocida que se repite. Se relaciona con el abuso de poder y el carácter obsesivo de los personajes.
“Una historia como esta es muy fácil que se vaya, digamos, al universo de lo arquetípico: el bueno, el malo, la tiranizada, la violada, etcétera, etcétera, y tengo la sensación de que es mucho más complicado que eso y que mucho de la hermosísima poesía que vierte Jennifer en su novela se convierte en hermosísima poesía humana y situacional, de personajes en la dramaturgia de Ximena. Mi trabajo en ese sentido fue un poco tratar de ver profundamente esa intimidad humana, quitarme un poco de en medio, hacerme un poco a un lado en cuanto a conceptos de puesta en escena y al contrario, irme a lo más profundo, en lo que implica el concepto de una puesta en escena, que es volcarme en los actores y descubrir con ellos”, describe al respecto el director de escena.
El argumento de la obra se desarrolla en la casa de una familia burguesa en México. La señora O’Conner ha decidido contratar una tercera sirvienta en su casa para que cuide a su hijo pequeño. Al llegar Leonora –una jovencita de campo educada en un convento- a la casa, comienza a descubrir un mundo completamente nuevo para ella: su sexualidad. El señor O’Conner toma a Leonora como su amante durante once años y tienen una hija, que es adoptada o mejor dicho robada por el matrimonio.
Esta historia de carácter intimista, exhibe los secretos de una casa burguesa, la vida cotidiana de tres sirvientas, el tormento de una esposa obligada a convivir con su amante, la comodidad de un hombre desinteresado en las nimiedades del hogar y la precocidad de una niña que descubre la mentira de su origen.
La dramaturga mexicana propone una mirada aristotélica que requirió descartar la parte poética y el juego estilístico de la novela original, para retomar la fábula que a lo largo de casi un siglo ha nutrido el melodrama en México y Latinoamérica. Escalante edificó un nuevo mundo para darles a los personajes una dimensión distinta, una nueva psicología y una complejidad en sus relaciones.
“La obra efectivamente, como dice Jennifer, tiene una estructura, tiene una manera de ser construida muy singular. Por un lado está escrita a dos tiempos y a dos voces. Tiene una parte que es claramente narrativa y una parte que es claramente poética. Esto quiere decir que para leer la novela bien y entender la historia cabalmente hay que leerla por lo menos un par de veces para seguir lo que Aristóteles diría: la fábula de la historia. La fábula de esta historia arraiga profundamente en la cultura sentimental de México, que es justamente lo que Jennifer comentaba: la relación de la sirvienta con el dueño de la casa”, especifica Escalante.
“Es una historia que aparentemente es muy sencilla; es la sirvienta que llega a la casa, que es violada, que es de alguna manera esclavizada y después usurpada, puesto que tiene una hija que es robada por la familia. Aunque aparentemente esta historia es así de sencilla y, evidentemente parece que la hemos visto durante décadas en la radio en primer lugar y después en las telenovelas, la profundidad con la que Jennifer y yo hemos tratado de tejer mecanismos sentimentales de estas mujeres en el interior de la casa es muy interesante.”
Al apropiarse de esta historia melodramática, García Lozano la ubica en la Ciudad de México entre 1957 y 1968, años emblemáticos entre el temblor que tiró al Ángel de la Independencia y las Olimpiadas, con lo que consigue un distanciamiento que le da la posibilidad de una mayor cercanía con las humanidad de los personajes, sus intuiciones y sutilezas.
“Me gustó ese periodo también porque es particularmente interesante y convulso y lleno de movimientos a todos niveles, pero también es lindo contrastar que cuando el mundo, digamos afuera, se está revolucionando, se está moviendo, está transformándose, existen también jaulas o pequeños universos, pequeños encierros donde esas convulsiones ocurren a nivel íntimo y no hay relación con lo que está pasando afuera, aunque pueda haber un paralelismo en cuanto al movimiento interior. Esta casa impecable pareciera que todo eso que está ocurriendo afuera entre el 57 y el 68, que es tan importante y es tan intenso, no estuviera siendo percibido o no tuviera resonancia al interior de esta cocina y este drama y, sin embargo, evidentemente la hay.”
La obra, que se estrenó el jueves 7 de abril en la Sala Héctor Mendoza de la CNT. La entrada es libre con reservación ([email protected]), debido al cupo limitado. La sede de la CNT está ubicada en Francisco Sosa 150, Barrio de Santa Catarina, en Coyoacán.
La temporada continuará hasta el 1 de mayo los jueves y viernes a las 20:00 horas; sábados a las 19:00 horas; y domingos a las 18:00 horas.