Al encarar diversos aspectos de la condición humana se cuestiona la realidad. En eso radica la trascendencia de los grandes autores de la literatura universal. Por eso, con el paso del tiempo, su legado tiende a expandirse a otras artes y disciplinas que culminan en nuevas creaciones que rescatan valores universales, a la vez que cuestionan —directa o indirectamente— problemáticas de la realidad vigente.
Ejemplo de ello son los programas conmemorativos dedicados a Miguel de Cervantes y William Shakespeare en el marco del 400 aniversario de su muerte, que con sus obras nos invitan a la creación imaginativa.
Don Quijote de la Mancha, la magna obra de Cervantes, tiene una riqueza temática inacabable que ha dado paso a numerosas reinterpretaciones, como el espectáculo escénico realizado por la Compañía de Danza Ardentía: 4X100=Quixote 400 años de cabalgata.
Esta adaptación, estrenada en 2005 como parte de las celebraciones por el IV Centenario de El Quijote, se vale de las fuerzas del teatro, la danza y la música para exaltar los mensajes de libertad y esperanza contenidos en la famosa obra literaria.
En esta ocasión, dentro de la Temporada Escolar e Infantil de la Coordinación Nacional de Danza del INBA, el montaje se escenificará el 20, 24 y 27 de mayo en escuelas del sector federal, mientras que para el público general será presentado el 28 y 29 de mayo, así como el 11, 12, 18 y 19 de junio (13:00 h.), en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque.
Esta adaptación, a su vez, se deriva del ballet original del coreógrafo francés Marius Petipa y el compositor austriaco Ludwig Minkus, estrenado en 1869 en el famoso Teatro Bolshói (Rusia), con la diferencia de que se centra en cuatro personajes en escena: Don Quijote, Sancho Panza, Camacho y Lorenzo, acompañados de 14 bailarines que dan rienda suelta al ensueño y la locura quijotesca.
Principalmente se trata de una comedia de carácter didáctico con extractos de la pieza literaria. Para los que la han leído les resultarán familiar algunos sucesos, como la boda de Quiteria y Basilio, en la cual el ballet se desenvuelve espontáneamente.
“Nunca se pensó que fuera didáctica. Simplemente la necesidad, como todas las cosas que hacemos en Ardentía, de hacer las cosas y de transmitir con dos lenguajes tanto el dancístico como el actoral”, comentó Reyna Pérez.
Eduardo Flores, el bailarín que interpreta a Basilio, destacó la diferencia entre esta adaptación y en la que se inspiraron.
“En el ballet (original) de Don Quijote faltaron dos capítulos de la obra. Siento que esta versión que estamos haciendo nosotros marca un poquito más y para los que han leído al Quijote lo van a disfrutar más y lo sentirán más familiar.”
Cuando se estrenó hace 11 años en el Teatro Julio Jiménez Rueda y otras sedes en el resto del país, este proyecto contaba con más escenas, pero Reyna lo ha sintetizado para volverlo más claro y divertido, ya que esta vez se enfoca más en el público infantil y juvenil.
“Los actores dicen que si tú quieres saber si tu obra funciona tienes que presentársela a los jóvenes y a los niños. El viernes tuvimos a niños de primaria en nuestra presentación y yo estaba temblando, pero fue maravilloso verlos que se paraban, aplaudían y convivían con los actores”, añadió la directora de Ardentía, quien ya se ha expuesto a la crítica de esta audiencia con Alicia en el país del ballet.
Pero a pesar de su reducción, la obra se enfrenta a un considerable reto al ser representada por primera vez en el Teatro de la Danza, recinto fundamental para el desarrollo de presentaciones de esta disciplina, tanto consagradas como primerizas.
Asimismo, no es nada fácil llevar a cabo un espectáculo interdisciplinario debido a que los actores se inclinan a cierta metodología histriónica, mientras que los bailarines tienen una formación distinta.
“Ha sido una experiencia muy bella. Me gusta el ballet, pero yo soy actor de profesión aunque también hago un poco de danza. Me parece hermoso el nivel de entrega que tienen los compañeros y las compañeras. Es un lenguaje muy demandante para el cuerpo, pero en general estoy muy contento de estar aquí interpretando este personaje”, dijo por su parte Leonardo Villa, quien personifica al Caballero de la Triste Figura.
“Es muy difícil trabajar con actores, pero también es enriquecedor porque para los bailarines es complicado hacer la parte teatral o de pantomima; incluso aunque se trata de una comedia es difícil para nosotros, y a mí me costaba trabajo el tratar de hacerme el gracioso porque en el ballet hay que ponerse más serio y más fuerte”, enfatizó Eduardo Flores.
Aunque también el nutrirse de distintas disciplinas puede ser inspirador y el aprendizaje puede romper las barreras que a veces limitan la percepción, como lo mencionó José Nájera (Sancho Panza).
“Me doy cuenta del rigor de los bailarines. Está cabrón, es pesado, y eso te fuerza a ti a subirte al nivel que ellos proponen. También con la guía de la maestra fuimos matizando el personaje y obtuve un gran aprendizaje. Por eso vengan. Está buena.”
En cuanto al aspecto literario, que obviamente debe respetarse aunque se trate de una adaptación, los actores y la misma Reyna declararon que tuvieron que volver a profundizar en la novela de Cervantes, que por su extensión y su polifónica tonalidad puede hacer pesada su lectura.
“Cuando yo leí el Quijote en secundaria me daba flojera y no quería saber nada de eso y cuando surgió esta necesidad de representarla pensé que si se trata de una comedia, ¿por qué no presentarlo de esa manera? Y realmente lo compartimos a todas estas personas que como yo sufrieron del Quijote. Igualmente, es difícil entender el estilo del lenguaje en el que fue escrita la obra. Me acuerdo que pensaba que, si yo no le entendía, el público mucho menos. Entonces tratamos de hacerlo comprensible”, explicó Pérez.
“Leí el Quijote hace bastante tiempo, pero cuando se plantea el hecho de poder representar a uno de los personajes, pues tuve que volver a recurrir a la obra. Lo que me llama mucho la atención de Don Quijote y Sancho es la lealtad de amigos. Creo que es un tema que ahora y que siempre va a estar vigente”, agregó Manuela Ospina (Quiteria), quien también describió a su personaje como “muy aguerrida. Es una mujer muy alegre, que sabe lo que quiere y lucha por eso.”
Las iniciativas artísticas de Reyna y de su Compañía de Danza se han alineado bajo la intención de desarrollar las capacidades sensitivas de los jóvenes, considerando que “son un sector muy descuidado y bombardeado por otro tipo de espectáculos.” Por eso buscan ampliar su repertorio.
Aunque en realidad el espectáculo se concentra en la audiencia, las experiencias obtenidas por el elenco al representar esta emblemática obra no son insignificantes.
“Dicen que cuando se interpreta una obra de los grandes todo el mundo cabe. El cobijo de alguien como Cervantes permite que quepan muchas personas y es muy agradable estar enarbolando estos ideales tan de burla que hizo Cervantes de los caballeros andantes y la estructura social de la época. Creo que aquí y ahora necesitamos hablar de temas como la libertad del ser humano y la capacidad de soñar, que está muy vedada por muchas necesidades más primarias y más inmediatas”, enfatizó Villa.
Los boletos para 4X100=Quixote 400 años de cabalgata ya están disponibles, y su precio es de $165 pesos. Si quieres conocer más de las actividades en honor al Manco de Lepanto consulta el HT #Cervantes400 en redes sociales.